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¿Por qué volvemos a caer en nuestros ex?

Si estás leyendo esto, probablemente te encuentras en una de esas situaciones sentimentales en las que no ves la luz al final del túnel.

27/06/2016

Aquello de tropezar dos veces en la misma piedra no hace justicia a lo que en muchas ocasiones nos pasa con nuestros ex. ¿Caemos una y otra vez por comodidad o porque realmente nunca encontraremos nada mejor?

Si estás leyendo esto, probablemente te encuentras en una de esas situaciones sentimentales en las que no ves la luz al final del túnel. Probablemente hace meses que a tu relación no se le puede llamar relación por varios motivos, siendo el principal que estás convencida de que juntos no tienen futuro. Entonces, ¿por qué vuelves a caer cada vez que le ves? ¿Por qué no eres capaz de olvidarlo? No queremos quitar importancia a tu caso, sólo que empieces a ver las cosas con un poco de perspectiva. Aquí, las siete razones por las que (probablemente) te está costando superarlo:

1. Tienes miedo de no encontrar a otra persona. No vamos a decirte lo que quieres oír, que la persona ideal aparecerá y que no debes preocuparte. Puede que la persona ideal no aparezca, y que tú seas tu persona ideal. Puede que vayas a toparte con muchas personas ideales. Nada está escrito. Nada decidido. Aprende a vivir disfrutando de esa incertidumbre.

2. Te asusta perder el tiempo. Te asusta haber perdido el tiempo que estuviste con él y te asusta pensar qué será del tiempo que vas a invertir en buscar a otra persona. La realidad es que pensar en perder el tiempo es la única pérdida de tiempo real de esta historia, porque tiempo vivido nunca es tiempo perdido. Y olvídate de eso de que lo de ustedes se merece una segunda oportunidad por todo el tiempo y la energía que has puesto en ello. Si en algún momento llegaste a la conclusión de que no había segunda (o decimoquinta) parte, es que toca pasar página.

3. Ahora te parece que no era tan malo. ¿Recuerdas la comida del comedor del colegio? ¿Aquél verano que no tocaste el agua de la piscina porque llevabas un yeso o la primera vez que te rompieron el corazón? No los recuerdas ni la mitad de malos de lo que fueron. Con el tiempo, la distancia y la nostalgia, solemos recordar las cosas mejor de lo que fueron.

4. Ahora crees que puedes cambiarle. Si hay algo que quieres cambiar de él, probablemente está ahí desde que comenzó su historia. Si quieres cambiarlo no quieres estar con él, quieres hacer de él otra persona. Una que no es y que no tiene por qué ser.

5. Te gusta la sensación que te produce saber que quiere que vuelvas. ¿Y a quién no? Pero una sensación no es suficiente. Sobre todo si, como ésta, es pasajera.

6. Estás cómoda. La comodidad no siempre es sinónimo de felicidad. Cómoda estás cuando llevas zapatillas, y no por eso dejas de pensar en zapatos de tacón. La comodidad está bien, pero no cuando estás dispuesta a establecer tu vida en base a ella.

7. Estás en lo cierto. ¿Sorprendida? Cada relación es un mundo. Puede que tú no te estés equivocando ni engañando a ti misma. Puede que lo de ustedes sí se merezca una segunda oportunidad, sobre todo si ninguno de los puntos anteriores ha conseguido que te des por aludida.