Por las gravísimas heridas, el hombre, de 65 años, perdió uno de sus ojos. El animal tuvo que ser sacrificado.
Antonio Mansilla (65) es el propietario de un perro de raza Dogo Argentino. Dados los históricos antecedentes de violencia que pesan sobre la raza, los familiares de Mansilla habían pedido que se deshaga del animal desde hacía tiempo, pese a su inquebrantable negativa.
Durante las últimas horas del pasado lunes, Mansilla sufrió el brutal ataque de su perro, por el cual perdió uno de sus ojos y sufrió otras lesiones de suma gravedad en el rostro, hombros y brazos, además de la considerable pérdida de sangre, motivos por los cuales fue trasladado de urgencia al hospital Regional, donde se encuentra internado.
En un acto de desesperación, Rosa Palomino, esposa de Antonio Mansilla, llamó al personal policial de seccional Doce para pedir ayuda, dado que junto a su hija no lograban hacer desistir de su violenta reacción al animal.
El hombre se encontraba en cama recuperándose de una fractura en una de las piernas, cunado por causas que se desconocen, el animal se dirigió al dormitorio y lo atacó salvajemente.
Dado que el animal no desistía de su salvaje reacción, Palomino autorizó al personal policial a efectuarle disparos al animal para salvar la vida de su marido. El procedimiento fue informado a la fiscal de turno, quien avaló y justificó las actuaciones dadas las circunstancias.
La esposa de la víctima contó al personal policial que, si bien el animal nunca había agredido a nadie, era poco amigable. Con el único miembro de la familia con quien el perro no tenía reacciones violenta era justamente su propio dueño, a quien terminó atacando de la peor manera.