La coreógrafa contó cómo retomó su profesión tras estar abocada a la maternidad.
Tras la llegada de Ámbar a su vida – en diciembre de 2014 -, Valeria Archimó se alejó de los escenarios para disfrutar a pleno de su hija, fruto de su relación con el productor Guillermo Marín. Este año regresó con mucho entusiasmo a las tablas. Hoy está al frente de Che, Tango, Che, un espectáculo que recorre la historia del 2×4.
La bailarina explicó cómo nació la obra que encabeza junto a Aníbal Pachano, habló de la maternidad, contó cómo hizo para recuperar la figura después del embarazo, recordó lo que fue su paso por el Bailando y sus comienzos en el medio de la mano de Reina Reech.
"Terminé de hacer Rialidad junto a Jorge Rial y quedé embarazada. Vino Ámbar a nuestra vida. El año que estuve embarazada no pude bailar y después me tomé otro año para poder estar con ella, la quería aprovechar. Cuando tuve a Theo, a los tres meses ya estaba arriba de un escenario porque necesitaba trabajar", detalló al narrar por qué decidió alejarse por un tiempo de las tablas.
Tras abocarse de lleno a los primeros años de su pequeña, comenzó a armar la obra con la cual hoy se encuentra de gira: "Cuando la nena creció, me empezó hervir el agua, a dar ganas de volver. Guille hacía un montón que me decía que arme una compañía de Tango. Así que el año pasado me puse a estudiar y acá estamos con este espectáculo que es divino".
Al contar cómo fue reincorporarse a su profesión luego de un año sabático, señaló que con esfuerzo y empeño logró ponerse rápidamente en forma: "Como estuve ocupándome de Ámbar, ese año me costó un poco más. Ahora al estar dos meses ensayando seis horas por día para este espectáculo, enseguida me puse en forma y me volví a entrenar. Igual no es magia. Hubo una época que me tuve que cerrar el pico. Me maté de hambre. Le tenes que dar a la sopa todo los días porque sino no ves resultados. Hice una dieta estricta un mes y así llegué a mi objetivo".
En ese sentido, Archimó indicó que para una bailarina es fundamental no abandonar la práctica de la danza y llevar una buena alimentación. "Si sos bailarina, el cuerpo te tiene que acompañar. En esta profesión siempre te tenes que cuidar, estar flaca, estar entrenada. No podes dedicarte al baile y estar desentrenada, o toda fofa, o gorda, porque no combina. Todas las bailarinas se tienen que cuidar. A mí me gusta verme bien. Yo sé cómo soy, no me gusta estar de otra manera".
"Yo, por ejemplo, no tomo gaseosas, solo agua o aguas saborizadas. Tampoco tomo mucho café. Como todo muy sano. Cocino todo a la parrilla, para evitar las grasas. Como muchas verduras, carne, pescado y pastas, porque me hacen bien para mí entrenamiento. A la mañana tomo jugo de naranja y armo un mix de granola con frutas", agregó sobre su alimentación.