Santiago del Estero, Jueves 28
Marzo de 2024
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La emotiva carta de una peregrina a un mes de la beatificación de Mama Antula

Ana es una santiagueña radicada en Rosario que quiso compartir sus sensaciones tras llegar como peregrina a su tierra natal.

26/09/2016

Peregrina a Mama Antula

Este  martes 27 de septiembre, se cumple un mes de la Beatificación de María Antonia de San José, nuestra Mama Antula.

 Soy santiagueña y, como tantos comprovincianos, vivo fuera de mi Provincia. Pero cada tanto, vuelvo.

Hace un mes estuve en Santiago del Estero, llegué desde Rosario, provincia de Santa Fe, donde vivo hace treinta años. Me alojé en la casa de mi madre, que sabía el objetivo de esa visita: iba como peregrina, a vivir la Beatificación de Mama Antula. Tal vez por eso, nuestras charlas empezaban o terminaban con alguna anécdota o un dato sobre la Beata.

Me transmitió lo que, a su vez, a ella le transmitieron.

Resuenan en mi corazón, palabras, imágenes, gestos, olores, chacareras, zambas, paisajes, encuentros, que, cercana al mes de semejante experiencia, considero propicio ponerlo en letras y compartirlo.

Recordar es “volver a pasar por el corazón”.

Se comienza a peregrinar cuando, por obra del Espíritu, se decide salir!. Entonces, todo tiene otro color en la vida: el trabajo, lo cotidiano, todo tiene otro motor...pensar a dónde queremos ir, y llegar!

Así fueron mis días previos.

Este viaje lo hacía en el Año Jubilar de la Misericordia, al que nos convocó el Papa Francisco y en el Bicentenario de nuestra Patria Independiente, hecho trascendente del que nos hablaron los Obispos argentinos.

Llegar a Santiago siempre cambia el corazón. Pero esta vez algo muy fuerte me movía.

Ya conocía qué acontecimientos habría y me organicé. Participé de varios, pero cuando con la memoria “vuelvo allá”, me encuentro en el predio donde se realizó la Ceremonia de Beatificación, en la Plaza Obispo Sueldo.

En el camino desde calle Roca hacia el Parque, crucé la calle Únzaga Norte, la calle que me vio jugar toda mi niñez con una veintena de amigos, en la calle de tierra...

Era algo temprano para la Misa así que decidí buscar la altura de donde estaba mi casa de niña. Caminé como quien entra a un salón de fiesta, con paso ceremonioso y los ojos en alto buscando encontrar el número.

Es que allí Dios Padre me regaló el don de la amistad. Desde allí iba con mis hermanas al Colegio de Belén. En ese barrio participé de los pesebres vivientes y me recibió en su casa, junto a otros niños, la señorita Betty, mi primera catequista.

Y de a poco, retomé mi camino. Ya tenía el corazón inflamado de ternura para vivir lo que se venía.

No sabía que el Cielo me iba a sorprender con esa calle, y justo a esa altura!

Y llegué al Parque. Me ubiqué en las vallas que delimitaban los lugares reservados, del espacio para el resto de los participantes.

Por distintos desencuentros, fui sola, así que un lugar de cuarenta por cuarenta, se convirtió para mi, en un “espacio sagrado” para vivir un “tiempo sagrado”.

Estaba rodeada de muchos, otros felices como yo, y a la vez, absolutamente sola, con Aquel totalmente Otro, Fuente de toda Santidad.

...Comenzaban a moverse las entrañas de mi vida toda, de mi identidad.

Así, el Espíritu hizo nacer en mi, un profundo sentimiento de Gratitud.

Sabe Dios por qué nací en Santiago del Estero... Ay, qué paisajes!, los árboles típicos, el viento, la tierra (con los que cuesta convivir), todo eso es parte de mi ser. Por eso me sentía en el centro de la tierra. (CEA 78)

Paisaje árido, pero tan fecundo! De una tierra árida floreció la Santidad!

Soy una mujer de fe, y esto también se lo debo a mis mayores. Gratitud entonces, para con mis padres y padrinos que me presentaron a la Iglesia para recibir el Santo Bautismo, el la Parroquia Ntra. Sra. de la Merced, un 30 de marzo.

Ellos me formaron en la verdadera libertad, con pocas palabras y muchos gestos.(CEA 65).

La tradición en la cual hemos nacido los cristianos, tiene su origen en el Evangelio de Jesucristo (CEA 76)

Gratitud que me brotaba de ver tantos rostros parecidos al mío, “santigueños”, de sentir nuestra tonada “masiva” en ese lugar.

Gracias a Dios, por la verdadera alegría de los jóvenes bailando zambas y chacareras.

Gracias por la Fiesta de este “tiempo de encuentro fraterno”(CEA) con otros viajeros venidos de provincias y países por donde caminó descalza o llegó con sus cartas, María Antonia de San José, tiempo santo, que sólo viene de Jesucristo, el Señor...y su Pueblo.

Allí estaba yo, sintiéndome y sabiéndome cada vez más plena.

Y comenzaron a entrar las imágenes de nuestro interior : Cruz de Matará, la reliquia más antigua, tesoro creativo de lo jesuitas, signo redentor de nuestros aborígenes. Señor de Mailín, conozco los desvelos de mi familia por Vos, y para alcanzarte en la Villa, he caminado bajo las las estrellas en las primeras peregrinaciones.

En ese tiempo y en ese espacio santo, estaba parada con lágrimas que habían empapado mi cara, pero que a la vez, me ahogaban.

Ya en la Liturgia de la Eucaristía, para la Comunión, se acercaron los ministros extraordinarios.

Recibí la Eucaristía de manos de una laica mayor, con las huellas de los años bien marcadas en su rostro, sus manos paspadas y curtidas por el trabajo... pero al servicio!

Me conmovió, por todo y por mucho...

Pensé en tantas mujeres, en La Mama, en La madre de Ciudades, en La Familia, en La Iglesia, en La Patria.

Lo Bueno, lo Bello, lo Verdadero, todo en mí.

¡Lista para la Misión! En gozosa Comunión con María Antonia de San José!

 

“...María atrae multitudes a la comunión con Jesús y el pueblo renueva su identidad con la Iglesia Católica” (CEA 83)

 

Virgen de Loreto, ruega por nosotros!

Virgen de Huachana, ruega por nosotros!

Virgen de Sumampa, ruega por nosotros

Ana Ch. Martínez.

 

 

25 de septiembre de 2016,

33º Aniversario de María del Rosario de San Nicolás.

CEA: Conferencia Episcopal Argentina. Documento “El Bicentenario”

 Nº 65: “.En sentido histórico-cultural, la independencia y la libertad se generan en la pertenencia a la familia en la que nacemos y su dramática historia de amor. Porque se pertenece se es alguien, se tiene una identidad delante de sí y de los demás, y se vive la libertad como responsabilidad.”

 Nº 76: “ La tradición en la cual hemos nacido los cristianos tiene su origen en el Evangelio de Jesucristo. Es esta tradición la que ofrecen nuestras familias a sus hijos ...”


Nº 78. “La tierra donde nacimos es símbolo de los brazos de Dios que nos han acogido en este mundo, y el pueblo del que formamos parte es una trama que nos contiene, nos otorga una identidad y un sentido de pertenencia ...”


Nº 83 “La metáfora de la casa común que acompañó estas reflexiones, nos lleva a pensar también en los grandes Santuarios Marianos de todo el territorio nacional. Son lugares privilegiados del encuentro entre los hijos y la Virgen Madre, cuyas «paredes contienen muchas historias de conversión». En esas casas de Dios, María atrae multitudes a la comunión con Jesús y el pueblo renueva su identidad con la Iglesia católica...”