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Condenan a 11 años al joven que apuñaló 22 veces a una mujer que le negó un beso

La joven de 17 años quedó con graves secuelas tras el ataque ocurrido en 2015 en Río Cuarto.

25/10/2016

Un joven fue condenado hoy a 11 años de prisión tras un juicio abreviado por la "tentativa de femicidio" de una adolescente a la que hirió de 22 puñaladas en 2015 porque se negó a darle "un beso", en la ciudad cordobesa de Río Cuarto, informaron fuentes judiciales.

La pena recayó sobre Juan Gabriel Herrera (19) por el delito de "homicidio calificado por ensañamiento y violencia de género en grado de tentativa".

Fuentes judiciales informaron a Télam que la Cámara Segunda del Crimen de Río Cuarto condenó al joven luego que durante un juicio abreaviado confesó la autoría del ataque y pidió "perdón" a la víctima, quien recibió 22 puñaladas.

La adolescente de 17 años padece secuelas físicas y motrices luego de la agresión que sufrió en la noche del 16 de junio del año pasado.

En ese entonces, la chica regresaba del colegio secundario nocturno y fue interceptada por Herrera, quien se movilizaba en una moto, para exigirle que le diera un beso.

Luego de acosarla unos cuantos metros, y ante la negativa de la adolescente en acceder a esas pretensiones, la tomó de los pelos y la arrastró hasta un baldío en la intersección de Berutti y Alvear de esa ciudad del sur provincial.

El fiscal Javier Di Santo, en su acusación y alegatos, sostuvo que el agresor "comenzó a golpearla con puños y pies, para causar mayor dolor y con ánimo homicida por la sola condición de mujer".

El representante del Ministerio Público añadió que con el arma blanca que portaba "le asestó veintidós heridas en distintas zonas del cuerpo" que le demandaron varios meses de internación en terapia intensiva.

Como consecuencia de esas graves heridas, la joven padece hemiplejía en sus extremidades izquierda, razón por la cual continúa su etapa de rehabilitación y reeducación para poder manejarse con una sola mano.

El fiscal Di Santo consideró que luego de la agresión, Herrera se escapó "creyéndola muerta" y que su conducta estuvo directamente ligada a la "negativa de la mujer en responder a las exigencias a las que por su sola condición de varón entendía que le correspondía, conminándola a que lo besase aún en contra de su voluntad", incluso aún cuando ambos no tenían vínculos alguno.