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Policías imputados por golpear y secuestrar al novio de su hija

La sargento lo amenazó y lo retuvo hasta que llegó su esposo. El hombre, según la investigación, golpeó al muchacho.

26/10/2016

La mujer policía regresó a su hogar a media mañana, mucho más temprano de lo previsto. No bien abrió la puerta, se encontró con su hija, de 14 años, parada en el comedor y nerviosa. Tras un breve cruce de palabras, la uniformada fue directo hasta el cuarto de la jovencita. Luego de observar la cama revuelta, se agachó y fue entonces que vio al muchacho, semidesnudo y temblando.

Fuera de sí, la uniformada comenzó a gritar y, pistola en mano, lo obligó a salir de allí abajo, a sentarse en la cama y a quedarse hasta que llegara su esposo (padre de la jovencita).

El hombre, policía retirado, arribó momentos después y terminó golpeando al adolescente.

En medio de la discusión y de los golpes, un arma se disparó y, por fortuna, no hirió a nadie.

Esa es la reconstrucción que han realizado los investigadores judiciales y el Tribunal de Conducta Policial tras el insólito y grave episodio ocurrido el lunes último en una vivienda de Alberdi, de la ciudad de Córdoba.

El matrimonio de policías quedó demorado por algunas horas e imputado por serios cargos por orden de la Fiscalía de Violencia Familiar N° 1, a cargo de Mercedes Balestrini, según confirmaron distintas fuentes.

Mientras el hombre, de 49 años, quedó acusado por lesiones (en libertad), los cargos contra la sargento, de 46 años, fueron más: terminó detenida e imputada por privación ilegítima de la libertad y amenazas.

No se descarta que en las próximas horas pueda darse una ampliación de las acusaciones, si se tiene en cuenta el disparo de arma de fuego.

Locura en cuatro paredes

Este episodio se agrega a una inquietante serie de casos penales en los que están involucrados agentes de la Policía de Córdoba, por distintos hechos. Y al mismo tiempo, otra vez pone de relieve la discusión sobre los controles psicológicos de los uniformados.

Para preservar las identidades de los adolescentes involucrados en este caso, no se dan las identidades de los mayores ni el domicilio exacto donde ocurrió todo.

El caso sucedió el lunes alrededor de las 10.

Según trascendió, a primera hora de la mañana, el jefe de familia –un policía retirado– se fue a trabajar, mientras que un rato después su esposa, una sargento en actividad, partió a una reunión con superiores.

Al parecer, la suboficial se desocupó más temprano de lo esperado y regresó a su domicilio. Fue entonces que, tras entrar en su casa, se encontró con su hija.

“La chica se puso muy nerviosa y comenzó con evasivas. La mujer la apartó y fue al dormitorio y vio la cama destendida. Al agacharse, encontró al chico. Temblaba del miedo”, indicó otra fuente.

Fue entonces que, de acuerdo con la investigación, comenzó la locura en el hogar.

La mujer policía sacó un revólver calibre 38 y, tras amenazar al muchacho, lo obligó a sentarse en la cama.

“Arma en mano, le gritó al jovencito: ‘De acá no te vas. Vas a esperar que vuelva mi marido”, dijo una fuente.

Allí radica la privación ilegítima de la libertad: no lo dejó ir.

Al cabo de un rato, el expolicía retornó a casa y empezó la segunda parte de esta historia.

El joven terminó amenazado y golpeado.

En medio del escándalo, hubo un disparo. El proyectil se habría incrustado en una pared del baño.

Los informantes señalaron que, recién cuando pudo irse, el joven le contó todo a su padre. Fue el hombre quien radicó la denuncia.

A poco de 24 horas, ayer la fiscalía resolvió las imputaciones.

Si bien la sargento permaneció durante casi todo el día de ayer detenida en el Establecimiento Penitenciario de barrio Cáceres, anoche quedó libre.

El Tribunal de Conducta Policial la dejó en situación pasiva.

Un balazo calibre 38 en medio de la discusión

“No sabemos si el disparo fue por accidente o a propósito. La mujer relató que, mientras ‘intentaba separar’ a su esposo del muchacho, se le escapó el tiro”, comentó una fuente con acceso al caso. Se esperan peritajes por parte de la Policía Judicial.