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Padre Rubén: "La fe en Jesucristo afianza la dignidad humana"

El padre Rubén es el rector del Santuario de Mailín. Mantuvo un diálogo exclusivo con Diario Panorama en el último día del triduo.

28/05/2017

Rubén Darío Lassaga habla pausado. Mira fijo a los ojos y sonríe poco. Es sacerdote. Santafesino. Pero se siente un santiagueño más. Hace 15 años que sirve en Santiago del Estero. Fue párroco en varias comunidades de la provincia y hoy está al frente del rectorado del Santuario del Señor de los Milagros de Mailín.

No escatimó un instante al destacar la fe del santiagueño y valoró que cada año se incremente el número de visitantes al templo. La cultura -para él- es la clave que lo destaca al peregrino del norte argentino. También llamó a “resistir” los duros momentos desde lo social y económico, que está viviendo la Argentina.


¿Cómo vive la comunidad de Mailín esta fiesta tan importante para la feligresía católica de la Ascención de Jesús?

Con mucha emoción. Nos venimos preparando de muchos meses atrás y cuando llega un día como este se siente una algarabía y una emoción indescriptible, con pasión. Vivimos a fondo este triduo y en especial este domingo, donde celebramos la Ascención de Jesús al Cielo. Esta alegría es una expresión propia de nuestra religiosidad popular.

Servidores resaltaron la cantidad de fieles que este año visitó la Villa Mailín, y que se incrementó comparado a otros años ¿Considera esto como una muestra firme de devoción hacia el Señor de los Milagros?

Todas las fiestas de Mailín son distintas. Sí se podría decir que este año fue enorme e incalculable el número. Lo particular de este año se da por la situación social, política y economómica que vive el país, y las personas encuentran en la religiosidad “una resistencia”. La fe en Jesucristo afianza la dignidad humana y la gente se vuelca más buscando esperanza ante las adversidades.

¿Una respuesta, un aliciente, se podría decir?

Sí claro. Creemos que la gran afluencia que ha sorprendido desde el jueves hasta el domingo se refleja en eso. La preocupación del peregrino -del pueblo en general- pero en particular del peregrino de Mailín, que busca una respuesta en la fe por la falta de oportunidades, que mira el futuro con incertidumbre por la situación actual que vive el país. En estas expresiones religiosas busca una esperanza. Eso quisimos reflejar en el lema de este año también: “Señor de Mailín, fortaleza de tu pueblo”.

¿Qué tiene de especial la devoción del santiagueño hacia las fiestas religiosas como la de Mailín, de Sumampa, que cada año congregan a más personas?

Yo estuve trabajando en santuarios nacionales, como Liniers, Luján, en Buenos Aires también. Son lugares muy convocantes por lo que significan. Pero lo que tiene Mailín, y el norte argentino, es la unidad. En la celebración y en todo lo que significa su alrededor, expresamos nuestros sentiemientos de fe en la misa, en el rezo. Y también le agregamos el canto, el baile, el encuentro alrededor de una mesa donde se comparte entre hermanos y entre familias. Compartir la mesa con los amigos es parte del rito, y que año a año el peregrino viene a repetir eso en Mailín. Aquí no termina en tomar gracia en el árbol, el santuario y el templete, sino también el encuentro desde la fe con los amigos y la familia.

Esa unidad es única y propia del santiagueño, o del norteño, un signo de la religiosidad popular...

Esto no se da en otros lugares, donde se mezcla lo social y lo cultural. Esa unidad es muy propia de acá y siempre me llamó la atención. En otro lado no se ve esos momentos de encuentro tan emotivos. Lo vivimos nosotros el viernes cuando fue la serenta al Señor de Mailín. Fue muy emotivo. Y hubo una participación que vale destacar.

Termina una nueva fiesta de Mailín ¿Cuál es el mensaje que queda al finalizar la celebración?

Que busquemos entre todos un camino que nos ayude a resistir este modelo de país, que se impone no sólo en Argentina, sino en el mundo. Que nos está matando, literal. No es cierto eso de que le tiene que ir bien a unos pocos. Sino que nos tiene que ir bien a todos. Todos debemos vivir bien en esta bendita tierra que Dios nos ha dado porque hay suficiente para vivir bien entre todos. El mensaje es fortaleza para el pueblo.