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Cambiaron dos años de servicio militar por dos minutos de trabajo

Fueron miles de jóvenes rusos quienes decidieron aceptar, sin saber que limpiar el desastre de Chernobyl les costaría la vida.

19/07/2017

El sábado 26 de abril de 1986 se produjo uno de los accidentes nucleares más graves de la historia, el estallido del reactor número 4 de la central nuclear de Chernobyl.

Lo paradójico del asunto es que el accidente tuvo lugar durante el transcurso de un simulacro de seguridad que simulaba un corte en el suministro eléctrico. Un súbito aumento de la potencia del reactor 4 sobrecalentó el sistema y provocó una terrible explosión matando dos trabajadores en el acto.

El núcleo quedó expuesto ardiendo a más de 2500 grados, mientras lanzaba una terrible nube radiactiva al aire. Más de 100.000 personas tuvieron que ser evacuadas de urgencia salvando solo lo puesto.


   ⇒ Así está Chernobyl a 31 años de la tragedia nuclear


Al menos 29 trabajadores que participaban en las tareas de extinción murieron en los dos meses siguientes. El comportamiento heroico de estos bomberos minimizó los daños radioactivos y salvó la vida de miles de personas.

Inmediatamente se creó un plan para controlar y descontaminar la zona, bajo la implementación de una serie de robots mecanizados para las tareas más peligrosas.Sin embargo, los niveles de radiación eran tan altos que las placas se fundían y los robots dejaban de funcionar y, por eso, la tarea tuvo que hacerse a mano. Una dosis de radiación de 100 roentgens por hora basta para matar a un hombre, pero los niveles de Chernobyl superaban los 20.000 por hora.

El gobierno soviético movilizó a todo el personal disponible para controlar el accidente, apagar los incendios, limpiar la zona y construir el sarcófago, pero los niveles eran tan altos que nadie podía trabajar allí durante mucho tiempo.

A las dos semanas del terrible accidente, el estado se ofreció a permutar los dos años de servicio militar obligatorio a cambio de dos minutos de trabajo en el reactor.

La oferta era muy atractiva y cientos de jóvenes aceptaron.

Ataviados con incómodos trajes de plomo que resultaban tan pesados como inútiles, más de 3.000 voluntarios se lanzaron para mover piedras, desescombrar la terraza y limpiar el reactor corriendo de un lado a otro. Tras dos minutos de reloj, regresaban a cubierto para dar el relevo a la siguiente tanda de valientes.

El trato les salió caro. No tuvieron que hacer el servicio militar, pero 31 después de la tragedia, el 50% de los trabajadores ha muerto y el resto sufre diversas secuelas y daños irreversibles. No hay cifras absolutas debido al hermetismo con el que la Unión Soviética actuó en Chernobyl.

Su labor ha sido reconocida y premiada a posteriori, ya que gracias a su sacrificio se salvaron incontables vidas. Aun así, muchos de ellos no sabían el riesgo que corrían realmente.