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Cómo es la vida de los expresos de Guatánamo en Uruguay

Los ex presos de Guantánamo empiezan a dejarse ver en las calles de Montevideo.

22/12/2014

"Antes de que me dijeran que iba a venir a vivir acá, jamás había oído hablar de un país llamado Uruguay", dijo a diario La Nación el palestino Mohammed Tahanmatan, de 35 años, y admitió que pudo ubicarlo en el mapa gracias a un atlas que encontró en Guantánamo.

El domingo pasado fue radicalmente diferente para Tahanmatan y los otros cinco ex prisioneros, que están alojados temporariamente en una casa en el centro de Montevideo, cedida por la central sindical PIT-CNT.

De los cuatro sirios del grupo, no todos han podido contactarse con sus familiares, y el temor que tienen es que algunos puedan encontrarse en zonas bajo control de EI.

Con el propósito de ayudarlos a "despejarse", varios dirigentes sindicales organizaron una visita a Canelones, en las afueras de Montevideo, a la casa de la profesora que les da clases de español.

El día empezó con una visita a una feria vecinal, con lección de español sobre frutas y verduras incluida. Más tarde, los refugiados faenaron y asaron un cordero en el jardín de la profesora y, luego de un banquete al estilo de Medio Oriente, terminaron el día con una visita a la playa, en la que algunos de ellos escribieron en la arena una frase que dice todo: "Viva la libertad".

Los archivos secretos del Pentágono sobre cada uno de los prisioneros que pasaron por Guantánamo desde su apertura, el 11 de enero de 2002, incluyen un historial de supuesto reclutamiento y pertenencia a organizaciones terroristas y ataques a intereses norteamericanos.

Sin embargo, los propios jueces norteamericanos dejaron constancia en varios de los casos que llegaron a sus manos que la mayoría de la evidencia no es fidedigna ni fue corroborada, o incluso fue arrancada bajo tortura a otros detenidos, tanto en Guantánamo como en alguna de las cárceles secretas que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) mantuvo operativas en varios países.

Los propios jueces norteamericanos dejaron constancia en varios de los casos que llegaron a sus manos que la mayoría de la evidencia no es fidedigna ni fue corroborada, o incluso fue arrancada bajo tortura a otros detenidos

En los prontuarios de los seis hombres, así como en los de muchos otros presos de Guantánamo, aparecen con frecuencia los nombres de dos fuentes cuyos testimonios deben ser considerados poco confiables, según WikiLeaks.

Ellos son Abu Zubaydah y Abu Faraj Farj al-Libbi. Los dos fueron sometidos a intensas sesiones de torturas en distintas prisiones secretas de la CIA y en Egipto, y varias de sus confesiones se probaron luego falsas o erradas, según advirtió el informe del Senado norteamericano difundido la semana pasada en Estados Unidos y que provocó una fuerte polémica.

El gobierno norteamericano determinó en 2009 que no había evidencias para enjuiciar a los seis hombres que ahora viven en Uruguay, y determinó que debían ser puestos en libertad.

Pero la espera fue larga. Primero empezó la búsqueda de un país que estuviera dispuesto a recibirlos. Y, una vez que Uruguay aceptó recibir el mayor número de presos trasladados de Guantánamo hasta ahora, empezó una ardua negociación de más de un año.

La semana pasada, las autoridades uruguayas expidieron cédulas de identidad para los seis. Ellos las muestran orgullosos, y repiten una frase: "Ahora nuestra patria es Uruguay".