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Lo que el palo para selfies revela sobre nosotros

Prohibidos en espacios como Disneyland, el Palacio de Versalles y el Coliseo Romano, el accesorio para los teléfonos móviles y cámaras de fotos revela algunos aspectos sobre la personalidad de los retratados y sobre la publicación en las redes sociales.

30/08/2015

En Magic Kingdom no se permiten las cenizas de difuntos, los xilófonos, ni las sillas de jardín. Ahora, tampoco permiten los palos para selfies. Disneyland prohibió los llamados "narcisticks" este verano, al igual que el Coliseo Romano, el Palacio de Versalles y la Casa de la Ópera de Sidney. ¿La razón? Cuestiones de seguridad pública, así como de decencia básica.

Pero este año, los palos para selfies también fueron prohibidos en el festival de música de Coachella y Comic-Con, no precisamente conocidos como bastiones del decoro.

Desde la llegada de las cámaras frontales a los teléfonos móviles, las selfies han sido motivo de fastidio y vergüenza, incluso entre quienes los toman (a menudo frunciendo los labios en "cara de pato" si es mujer o levantado una ceja si es hombre). Ahora, sin embargo, parece que se ha trazado una línea firme a la hora de montar un teléfono en un palo para mejorar la perspectiva, en busca de limitar la intrusión de las selfies en la sociedad.

Los psicólogos, economistas, historiadores del arte y futuristas difieren en sus interpretaciones del selfie y de los riesgos que la gente está dispuesta a tomar, tanto sociales como físicos, para hacérselos. Pero sí existe un acuerdo general de que las selfies son una forma de expresión que puede revelar más de su autor que lo que éste desearía, sin importar lo favorecedor que resulte el filtro escogido.

Gran parte de los estudios revelan, no muy sorprendentemente, que la gente que se hace muchas selfies tiende a tener rasgos de personalidad narcisista, psicópata y maquiavélica, lo que puede explicar por qué no se dan cuenta cuando golpean a otros en la cabeza con sus selfie sticks. Esto no quiere decir que todo el que se haga un selfie sea un psicópata, pero sí implica una alta necesidad de auto gratificación, sobre todo si se publican en línea para la aprobación social.

"La gente se olvida de que el narcisismo no se trata solo de ser un ególatra, también es impulsado por una inseguridad subyacente", dice Jesse Fox, profesor asistente de la Facultad de comunicación de Universidad Estatal de Ohio que estudia las personalidades de quienes se toman selfies. "Necesitan recibir un Me gusta para sentir aprobación."

Otras investigaciones sugieren que las personas tienen más probabilidades de publicar o enviar selfies en mensajes de texto cuando están en un estado de alterado emocional, como cuando están excitados sexualmente, enfadados o nerviosos. Curiosamente, las emociones que no excitan, como la alegría, se asocian negativamente con compartir selfies o su contenido.

Por otra parte, los estudios muestran que los usuarios habituales de redes sociales tienden a tener puntajes más bajos en las medidas de pertenencia si se les impide publicar contenidos, y se sienten excluidos si no reciben "Me gusta" cuando publican.

Rameet Chawla, desarrollador de aplicaciones, señaló hallazgos similares hace un par de años cuando creó una aplicación para dar automáticamente "Me gusta" a las fotos publicadas por todas las personas que él seguía en Instagram en cinco segundos. Lo hizo después de que sus amigos parecieran indignarse porque él nunca le daba "Me gusta" a sus fotos, muchas de las cuales eran selfies.

Apenas unos meses después de implementar en secreto su aplicación, Chawla descubrió que lo seguían un 50 por ciento más de personas en Instagram, y que también estaba recibiendo más invitaciones a fiestas y oportunidades de negocio. Instagram bloqueó desde entonces su aplicación.

"Es una droga adictiva. La pruebas, y entonces la quieres más y más. La gente te puede decir el momento preciso en que alcanzaron 100 Me gusta", dice Chawla, quien vive en Nueva York y en cuyo Instagram solo hay selfies.

Por supuesto, eso no es nada en comparación con Kim Kardashian, que cuenta regularmente con más de 800.000 "Me gusta" en sus selfies, incluso las fotos de su hija tienden a superar el millón. Esto parece ir en línea con la investigación de unos científicos sobre la conducta de Inglaterra, quienes encontraron que las personas tienden a sentir una mayor afinidad por quienes publican más fotos de sus amigos y familiares que ellos mismos.

Dicho esto, las selfies también pueden ser vistos como otra forma de comunicación. Después de todo, un texto tiene solo 160 caracteres, pero una imagen vale más que mil palabras. Y muchos en el campo de la tecnología argumentan que las selfies son una fuente de enriquecimiento, otorgan a los individuos un alto grado de control sobre la forma en que se presentan ante el mundo.

Por supuesto, las selfies también pueden crear un registro histórico de la vida de uno, tal vez un poco mejor que la realidad. Éstos muestran al mundo lo que una persona está haciendo, con quién está y lo increíblemente bien que lo esta pasando. A menudo se escucha el refrán, "O hay fotos o no sucedió". Esto implica el corolario, «Selfies o no existes», lo que puede explicar la compulsión de algunas personas por documentar sus acciones, incluso si hacerlo disminuye su experiencia y compromiso en el mundo real..