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"Skywalking": jugarse la vida para conseguir la mejor foto

Seguidores alientan a un reducido número de personas que se juegan la vida por conseguir la foto o el vídeo más espectacular posible desde lo alto de un rascacielos.

23/08/2014

El skywalking es un fenómeno que en los últimos tres años se está expandiendo por las redes sociales a gran velocidad. Legiones de seguidores alientan a un reducido número de personas que se juegan la vida por conseguir la foto o el vídeo más espectacular posible desde lo alto de un rascacielos. Recomiendan no seguir sus pasos

El ser humano, toda su historia superándose. El único animal con capacidad de raciocinio que, en muchas ocasiones, le lleva a perder la noción de la realidad. La sociedad se presenta como un escenario legislador pero, ¿qué ocurre al traspasar la barrera de lo prohibido en pos de los propios sueños, deseos o intereses?

Vitaliy Raskalov y Vadim Makhorov son dos jóvenes rusos que traspasan los límites establecidos. Y lo hacen liberándose. Mientras escalan edificios o construcciones. A pulso, sin arneses ni piolets. Solo con dos cámaras GoPro incrustadas en su cabeza y la fuerza de sus brazos. Tan libres como su destino les permita.

On the roofs (En los tejados) es el nombre artístico que da forma al colectivo urbano, todos escaladores y máximos exponentes de un fenómeno que en los últimos tiempos está comenzando a pegar fuerte, sobre todo en las redes sociales. El skywalking (Caminar sobre el cielo) se presenta como el desafío a la locura. Es grabar un vídeo mientras se escala una torre, sacar una foto desde un lugar restringido, obtener una toma desde una vista inverosímil.

Si Vitaliy y Vadim hubieran nacido en el último cuarto del siglo XIX, el mundo se les habría quedado muy por debajo de sus aspiraciones. El primer rascacielos del planeta se inauguró en Chicago en 1885. Medía 42 metros y tenía 10 plantas. Escalar ese edificio hoy, sería un juego de niños para los dos rusos.

632 metros a pulso

El Home Insurance Building de Chicago fue el precursor de todos los rascacielos. On the roofs no escalará este edificio jamás, ya que fue derruido en 1931. A cambio, en febrero del año pasado, los dos rusos coronaron el segundo edificio más alto del mundo: la Torre Central de Shanghái (China).

Vitaliy y Vadim se ayudaron exclusivamente de sus manos. Eligieron el día, la hora y el momento cuidadosamente: "Conscientes de que la ley china es estricta, escogimos una fecha apropiada, el día del Año Nuevo Chino. La seguridad era menor, los trabajadores estaban de vacaciones, y las grúas no funcionaban. Llegamos al recinto alrededor de la medianoche. Nos llevó casi dos horas llegar al piso 120 por las escaleras", escriben en su página web.

Pero las aventuras de estos dos jóvenes rusos no empiezan ni terminan en Shanghái. En el 2012 ya escalaron la Torre Shukhov en Moscú, de 160 metros de altura. Después de lo de China, decidieron darse una vuelta por Europa. En el verano del año pasado estuvieron en 12 ciudades, desde Estocolmo a Frankfurt, pasando por París, Barcelona o Benidorm. Escalaron la catedral de Notre Dame. Divisaron Barcelona desde lo alto de la Sagrada Familia y durmieron en la azotea del Gran Hotel Bali de Benidorm (52 plantas, 186 metros de altura).

Después de su particular Eurotrip, On the roofs decidieron ir a Dubái: "Las únicas cosas que sabíamos acerca de los Emiratos Árabes Unidos es que allí estaba el edificio más alto del mundo, que Misión Imposible 4 se rodó allí, y que el país es el hogar de innumerables cantidades de rascacielos". No escalaron el Burj Khalifa (828 metros), pero disfrutaron como enanos en el resto de rascacielos de la ciudad.

Los sucesores del crimen artístico del siglo

El 7 de agosto de 1974, Philippe Petit caminó entre las dos Torres Gemelas de Nueva York en un ejercicio de funambulismo no visto de nuevo hasta la fecha. Petit atravesó la brecha de 60 metros existente entre las torres a más de 400 metros sobre el suelo, sin arneses ni sujeciones, tan solo con un contrapeso de 8 metros de largo y 25 kilos de peso. Aunque tras culminar la hazaña fue detenido, la crítica no dudó en definir el acto como ‘el crimen artístico del siglo’ y James Marsh ganó un Oscar en 2008 al mejor documental largo por Man on Wire.

On the roofs, que hoy bien podrían ser dignos sucesores de Petit, no llegaron a escalar las Torres Gemelas. Pero después de ir a Dubái, visitaron Egipto: "Nuestro principal objetivo no es difícil de adivinar: es escalar la pirámide de Keops", escribieron en la página web que hace las veces de diario de navegación de todas sus aventuras. Desde lo alto de una de las siete maravillas del mundo divisaron El Cairo, durmiendo y desayunando sobre la misma piedra de la pirámide.

Aunque On the roofs en general y Vadim y Vitaliy en particular son las caras más visible de un fenómeno cada vez más al alza, al skywalking le han surgido imitadores. Gregory Mustang es un ucraniano de 27 años, admirador de los rusos y aspirante a contar con un patrocinador para sus misiones. Algo difícil si se tiene en cuenta que los precursores ya llevan años trabajando con The North Face, Vans, Codered, Suunto y Aviasales.