Christine Lagarde aseguró que si la Argentina entra en cesación de pagos siempre es "lamentable", pero aclaró que no habrá consecuencias sustantivas. Por qué contradijo al economista jefe del organismo.
La posibilidad de que la Argentina entre en default esta semana llegó hasta el nivel más alto del Fondo Monetario Internacional (FMI). La directora del organismo, Christine Lagarde, aseguró que una potencial cesasión de pagos por parte del país no tendría grandes repercuesiones en los mercados por el relativo aislamiento del país con respecto al sistema financiero, según consignó la agencia Reuters.
"Si bien un default es siempre lamentable, no creemos que tenga mayores consecuencias sustantivas afuera, en una base mucho más amplia", dijo Lagarde, en línea con la percepción generalizada en los propios mercados. Y agregó: "El resultado de las decisiones legales que se están tomando en Nueva York en este momento tiene una mayor importancia".
A su vez, Lagarde dijo que "los principios de la reestructuración de la deuda y la eficiencia de las cláusulas de acción colectiva deberán ser revisadas". En la actualidad, el organismo está actualmente trabajando en un documento que analizaría las reglas en torno a las cláusulas de acción colectiva, que permiten que una mayoría de inversores obligue a los demás para que acepten una reestructuración. La agencia Reuters especificó que el FMI publicaría el documento en septiembre.
Las palabras de la máxima autoridad del Fondo contradicen a las que dijo Olivier Blanchard, economista jefe del FMI. En una conferencia de prensa, aseguró que un default tendría un costo "considerable", porque privaría al país de la posibilidad de acceder a los mercados por un tiempo. Además, alegó que generaría incertidumbre en torno a reestructuraciones futuras.
La delegación argentina se reunió con el mediador Daniel Pollack en Nueva York para seguir negociando antes de que el país caiga en default. Las negociaciones ya pasaron el tiempo de descuento y ahora entran en las últimas 24 horas. Es que este miércoles 30 de julio vence el plazo de gracia que tiene el país para cerrar un acuerdo con los holdouts, porque ese día se les debe pagar a los bonistas de la deuda reestructurada.