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Regionales

La lluvia dejó aislado al pueblo de Atahona

Había un camino rural para poder cruzarlo que consistía en un tubo de tres metros de diámetro rellenado con tierra.

12/01/2017

Al norte del departamento Río Primero, a un centenar de kilómetros de la ciudad de Córdoba, una comuna de 200 habitantes está viviendo el raro fenómeno de ser una isla en medio de una zona rural llana y sin lagunas cerca.

Se trata de Atahona, un pueblo que está aislado desde el último lunes como consecuencia de las fuertes lluvias ocurridas a fin de 2016 y en el inicio del corriente año, y que hicieron desbordar a los ríos Jesús María (Guanusacate) y Pinto, lo que significó la destrucción de vados y de caminos rurales, que dejó a los pobladores sin posibilidades de conexión.

El presidente de la Sociedad Rural de Jesús María, Luis Picat, alertó a La Voz sobre esta situación: “Nadie puede entrar ni salir desde el lunes, están esperando que baje el agua y que se reconstruya el camino para poder cruzar el río Jesús María. El jefe comunal, Elvio Aguirre, me dijo que por ahora se están manejando con las provisiones que tienen en el pueblo, pero necesitan ayuda”.

Este medio intentó comunicarse sin éxito con Aguirre para conocer más detalles al respecto.

Sin accesos

El productor rural y titular del consorcio canalero que opera en la zona, Luis Taborda, precisó cuáles son los fenómenos que están dejando a los pobladores sin posibilidades de salir tanto hacia la zona de Obispo Trejo, al norte; como hacia Jesús María, al sur.

El principal es el crecimiento del río Guanusacate, que cortó la conexión que había en un camino rural para poder cruzarlo y que consistía en un tubo de tres metros de diámetro rellenado con tierra a sus costados y por encima.

En anteriores crecidas, el agua sólo había erosionado la tierra; ahora, se llevó el caño completo.

“Hace años que se viene prometiendo un puente y no se hace. Con dos módulos lo solucionarían, es urgente”, indicó Taborda.

Del otro lado, el problema con el río Pinto es que, tras bajar de las sierras de Punilla, cruza la ruta 9 y luego se queda sin cauce.

Por esa razón, cuando se desborda, el agua se desparrama y va por los caminos rurales que rodean a Atahona como “brazos” que quedan inutilizables.

Esta comuna es apenas una muestra de lo que sucede en la región.

Según Picat, hay unos 20 establecimientos rurales, predominantemente ganaderos y que ocupan unas 15 mil hectáreas, que también quedaron con los animales aislados. Taborda puntualizó que, desde Jesús María hasta Obispo Trejo “no hay un solo paso disponible, se cortaron todos los vados”. “Si yo quisiera ir hasta Atahona, que la tengo a 15 kilómetros, sólo podría hacerlo por Jesús María, lo que significa 120 kilómetros”, ejemplificó el productor.