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Perdonó al hombre que mató a su hija con una dosis de droga

El sujeto le vendió una dosis letal de fentanilo, un fármaco 50 veces más potente que la heroína. La joven tenía 20 años.

10/08/2017

Mike Bailey estaba ante el hombre que había vendido a su hija, de 20 años, una dosis letal de fentanilo. Con ansias, él le estrechó su mano como signo de perdón. Era, en el mundo cristiano, lo que debía hacer, dijo Bailey, aunque fuera un poco incómodo para los dos.

"Te extendemos nuestro perdón por las cosas erróneas que has hecho en contra de nuestra familia de la misma manera que Cristo perdona nuestros pecados sin que se lo roguemos", dijo Bailey, un contratista de 49 años de Birminghan (Alabama), durante la audiencia de la sentencia contra Rodrigus Lee Pearson.


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Bailey leyó la carta en voz alta ante un Tribunal de Distrito de Estados Unidos hablando sobre su desconsuelo por la muerte de Ashlynn Bailey, una ex estudiante de la Universidad de Alabama que murió por una sobredosis accidental de drogas el pasado 30 de enero de 2016.

Pearson fue sentenciado a 20 años de prisión como parte de un acuerdo vinculante, dijo su abogado, Perry Russell Steen. Fue un caso raro en el que los fiscales pudieron exigir una sentencia mejorada debido a un vínculo probado entre una muerte por sobredosis y el narcotraficante, quien pudo haber vendido la última dosis de la víctima.

La sentencia mínima se permite a través de la Ley de Sustancias Controladas, aunque solo se puede utilizar con éxito si la droga es la causa probada de la muerte, tal y como apuntó la Corte Suprema en una decisión dictada en 2014. Esencialmente, los fiscales tienen que probar sin ninguna duda que no hubo ningún otro factor contribuyente a la causa de la muerte. Según Robert Posey, abogado del estado para el Distrito Norte de Alabama, eso puede resultar difícil cuando una persona tiene múltiples drogas en su organismo.

las investigaciones "no siempre son capaces de hacer eso".

"Realmente estamos viendo más fentanilo en el mercado, y estoy seguro de que está aumentando el número de muertes por sobredosis", alertó el letrado.

En el mismo caso, Pearson también fue condenado por distribución de heroína, fentanilo y posesión (con la intención de distribución) de heroína, cocaína y crack en fechas posteriores a la muerte de Ashlynn. Además también se le condenó por poseer ilegalmente un arma. Estas sentencias se cumplirán al mismo tiempo. En marzo, el hombre se declaró culpable de los cargos. Un juez federal también ordenó que pague USD 22,893 a la familia para cubrir los gastos del funeral de Ashlynn, según un comunicado de prensa de la oficina del abogado de Estados Unidos.

"Se demostró que el proceso de este caso en el tribunal resultó ser trágico tanto para el narcotraficante como la familia de la víctima. Bajo ese estatuto estará alejado por un buen tiempo", dijo Posey.

Bailey confesó que espera que la sanción mejorada se utilice con éxito más a menudo, y agregó que el encarcelamiento puede servir como "despertador" para los narcotraficantes cuyas acciones resultan en muertes por sobredosis. La familia mantiene una fundación con el nombre de Ashlynn y tiene el objetivo de pagar por los tratamientos de los adictos cristianos en recuperación y para que puedan asistir al Highlands College, un programa de educación del ministerio de fe en Alabama.

"Creo que necesita ser responsabilizado. Pero no quiero que se sienta menos persona ante los ojos de Dios", comentó Bailey sobre Pearson.

Es por esa razón que el padre decidió acercarse a él en la corte. Pearson parecía aprensivo, sentado con su abogado defensor, cuando Bailey se acercó a la mesa y le ofreció la mano. Después de todo, Bailey dijo que el apretón de manos se sintió como "una cosa sincera entre los dos".


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Ashlynn había estado dentro y fuera de rehabilitación durante años por consumo repetido de heroína. Bailey señaló que fue el opiáceo sintético más potente, el fentanilo, lo que provocó su muerte. Se estima que el fármaco es 50 veces más potente que la heroína, según la Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés). El hombre declaró que su hija había sido una joven muy brillante en los estudios antes de que cayera en las drogas durante la escuela secundaria.

"Ante la sala del tribunal fue un acto muy sombrío. Parecía un funeral", comentó Steen, de Pelham (Alabama).

Los agentes de policía encontraron el cadáver de Ashlyn en una casa de Birmingham después de que un taxista llamara a la policía para reportar una sospecha de muerte por sobredosis, según el relato de la Oficina del Fiscal Federal para el Distrito Norte de Alabama. Testigos dijeron que había estado comprando heroína de Pearson y que el conductor había dejado a Bailey en esa casa la noche antes de su muerte. Había tomado prestado el teléfono móvil del taxista para hacer llamadas a Pearson y para cuadrar las transacciones de drogas, según reza el comunicado. A través del teléfono celular del conductor, las agencias policiales pudieron localizar la información de contacto de Perason.

Fuentes confidenciales que trabajan con la DEA compraron heroína de Pearson después de la muerte de Bailey. En una ocasión, los agentes intentaron comprar heroína pero, en su lugar, recibieron fentanilo.

Anteriormente Pearson ya había sido condenado por cargos de drogas en la Corte del Circuito del Condado de Jefferson, en septiembre de 2014, y fue sentenciado a dos años de libertad condicional y una sentencia condicional de 13 meses, de acuerdo a los registros judiciales.

Entre 2014 y 2015, la tasa de mortalidad por los opiáceos sintéticos, como el fentanilo, aumentó en más del 72 por ciento en todo el país, según un informe de diciembre de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés). Mientras tanto, en el condado de Jefferson, donde murió Bailey, la oficina del forense informó del aumento del 116 por ciento de las muertes a causa de fentanilo de 2015 a 2016.

"Odio las drogas, odio los efectos de las drogas, odio el dolor que traen, odio cómo afectan a las familias. Es una de las fuerzas endemoniadas más grandes de nuestra nación y acaba de romper una familia. Odio todo eso, pero no odio a los individuos", comentó Bailey.

Sin embargo, Bailey enfatizó que hay mucho que hacer para cuidar a los adictos en recuperación y alertó que la epidemia de opiáceos "no está mejorando".

"Es una cosa muy dolorosa. Una vez que empezó con la heroína era cuestión de tiempo", sentenció el padre.