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Dos gendarmes avalaron la hipótesis de que en el río hubo un manifestante herido

Es la primera vez que integrantes de la fuerza declararon ante el juez. Admitieron que un efectivo, de apellido Robledo, contó que había reaccionado tras ser agredido por un manifestante encapuchado.

13/09/2017

En un clima de tensión que derivó luego en disturbios, insultos e intentos de agresiones por parte de manifestantes hacia las autoridades judiciales del caso Maldonado, ayer declararon tres gendarmes en los tribunales federales de Esquel y consolidaron la presunción de que el joven de 28 años podría haber sido herido y haber fallecido tras un piedrazo arrojado por un miembro de esa fuerza.

os sargentos César Peralta y Walder Ruiz Díaz, cocineros del escuadrón de El Bolsón, afirmaron en sede judicial haber escuchado que el gendarme Neri Robledo, de la misma repartición, contó que había herido a un encapuchado en la espalda mientras éste cruzaba el río Chubut.

Según los dichos de ambos, Robledo se lo había comentado a un compañero al concluir el procedimiento del 1º agosto en el rancho, como llaman los efectivos la cocina de campaña improvisada en un camión Eurocargo, en la intersección de las rutas 40 y ex 40.

Allí, Robledo, quien todavía no fue convocado a declarar aunque podría presentarse espontáneamente, había relatado que tras ser agredido cerca del río por un encapuchado, que le había arrojado una piedra en una rodilla, él le devolvió la agresión en legítima defensa.

Peralta y Ruiz Díaz no pudieron precisar, no obstante, la gravedad de la lesión sobre la que escucharon, pero que no vieron. De allí la relativa relevancia de los testimonios como elementos probatorios.
sabe la tierra

Un día antes, el propio Robledo había relativizado el efecto de su agresión. Durante una investigación interna frente al comandante Luis Lagger, afirmó que, tras lanzarle la piedra, el encapuchado había sido ayudado a salir del agua por otro manifestante y luego ambos huyeron en dos caballos.

La ribera del río Chubut -y lo que allí sucedió- quedó perfilada como el enigmático escenario que explicaría la desaparición del activista pro mapuche. Por eso desde hace días se vienen intensificando los rastrillajes aguas abajo del lof para hallar un cuerpo. Aunque ese primer indicio, al tratarse de un encapuchado, no logra acreditar que el agredido haya sido el propio Maldonado.

Frente a esa incógnita, los investigadores plantean tres posibles escenarios, según señalaron: que el impacto de un objeto contundente pudo haberle provocado un desmayo a Maldonado y que, abandonado a su suerte en el río, se haya ahogado.

La otra teoría apunta a que haya sobrevivido en un primer momento a la agresión y que luego la lesión, sin atención médica, le haya provocado la muerte.

Es ahí donde se abre la posibilidad de que la comunidad mapuche haya ocultado esa muerte y sepultado el cuerpo, para imponer la acusación de una desaparición en un marco represivo.

Desacreditado, con evidencia científica, que Maldonado haya sido detenido por la Gendarmería, no se descarta que los mapuches hayan urdido esa estrategia, plasmada en uno de sus manuales de guerra, como estrategia de lucha política para la recuperación de sus territorios ancestrales.

Aunque mucho menos sólida, dado el tiempo transcurrido, los investigadores tampoco descartan la hipótesis de que Maldonado esté oculto en ese territorio.

Sólo un indicio orienta esa teoría: en el segundo rastrillaje del 16 de agosto los rastros de olor seguidos por canes, a partir de un buzo que pertenecería Maldonado, indicaron que al menos 24 horas antes el dueño de esa prenda habría estado en el lof. Los peritajes de cinotecnia actúan sólo como indicios, pero no son concluyentes.

Una tercera declaración ayer del sargento Juan Carlos Pelozo no aportó mayor relevancia, dijeron las fuentes consultadas. Pelozo sólo señaló que en ese sector del río había visto al 1er alférez Daniel Alejandro Gómez , al cabo Ramón Alfredo Vera y a Robledo. Pero aseguró no haber visto ninguna agresión. Sólo logró divisar -según declaró- cómo dos encapuchados llegaban a nado a la otra vera del río y huían en dos caballos.

Frente a ese débil escenario, los investigadores evalúan convocar al resto de los efectivos que avanzaron, por distintos sectores, hasta el límite que impone el sinuoso río Chubut con su barrera de sauces: los gendarmes Orlando Yucra, Jorge Fortunato, Ramón Vera, Julio Segovia, Darío Zoilán, Emmanuel Echazú y Cecilio Fernández.