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Espectaculos

La depresión de Ailén Bechara

Una de las mujeres más bellas que pasó por el certamen más importante del país, abrió su corazón y reveló detalles jamás conocidos.

09/10/2017

Ailén Bechara armó su valija y un día decidió cambiar rotundamente su vida, de Darregueira se vino a la gran ciudad para estudiar Ciencias Políticas.

Consiguió un lugar privilegiado en la tele como azafatas del programa de Guido Kaczka, se lanzó a la popularidad en el Bailando, de la mano de Marcelo Tinelli y encontró un gran amor. Pero no todo fue color de rosa, la sensual rubia sufrió mucho y contó su drama:

“La vida me sorprendió para bien y me ha dado más de lo que soñé. Estoy eternamente agradecía a Dios, siempre. Soy muy insegura con mi cuerpo, mi peor enemigo es el espejo. Si hay que vivir a malla enteriza toda la vida. Tapada soy feliz. No soy una flacucha. Siempre tuve complejos. Estuve bastante complicada con el tema de la comida. De chiquitita,  muchos. Pasé por todas las cosas: no comía y pesaba 48 kilos, o me comía todo. Bulímica nunca fui, pero fui de tener problemas alimenticios, sí. Estoy tratando de aceptarme a mí frente al espejo. Hoy tengo 27 años, me siento bien plantada y puedo decir que me miro al espejo y digo: ‘Loca, es lo que hay, ya está’. Trato de comer sano. Pero pasé por un millón de nutricionistas, por un montón de tratamientos, por un montón de mentiras, por un montón de todo. Por médicos truchos que te prometen adelgazar con la píldora mágica. He gastado mucha plata. Tomé unas que no sabía lo que tenían pero calmaban la ansiedad, y al segundo mes me aumentaron la dosis y quedé tirada en una cama. Yo trabajaba con Guido y no podía salir de la cama porque me agarraba depresión. Lloraba, lloraba y lloraba, y la llamaba a mi mamá y me acuerdo que mi vieja, preocupadísima en Darregueira, llamaba a la producción de Guido y les decía que me dolía la panza, que me dolía la cabeza. Siempre una excusa pero era eso, que me estaba matando. Obviamente me di cuenta, tiré todo al tacho de basura y nunca más. Las dejé de un día para el otro, enloquecí y me dije: ‘Es esto que me está matando’, y las tiré. No me olvido más. Este médico después, de hecho, lo busqué en Google y había sido denunciado en un noticiero. He pasado por un montón de cosas, es algo que ha traumado mi vida. Hoy ya está, me acepto como soy, no me queda otra", confesó Ailén.