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La apuesta de los hermanos Zuculini por el Día de la Madre en el partido Colón-River

Viviana, madre de Franco y Bruno, revela algunas de sus andanzas con la pelota de fútbol cuando eran chicos.

21/10/2018

Quien tuvo la oportunidad de conocer a los hermanos Zuculini sabe que son de buena madera. Basta con tener unos minutos de charla para percatarse de estos gringos buenazos. El fútbol es la pasión que los unió desde pequeños y también el que cruzó sus caminos el viernes pasado, cuando Colón y River se midieron en Santa Fe.

Franco (categoría 90) y Bruno (93) surgieron de la cantera de Racing y cumplieron el sueño de jugar juntos en primera en 2011. Sus excelentes niveles los catapultaron a Europa y allí se reencontraron: el año pasado ascendieron a la Serie A de Italia con el Hellas Verona.

Durante 90 minutos apretaron los dientes en el Cementerio de los Elefantes y lucharon por los tres puntos de sus respectivos equipos. Pero hubo algo más en juego: los Zuculini apostaron quién pagaba el asado del Día de la Madre.

Viviana, junto a su esposo Marcelo, es la que disfruta y sufre por sus chicos desde que empezaron a patear la pelota. Cuenta que de niños jugaban con autitos y soldaditos, pero no duda en afirmar que sus sonrisas más grandes se veían cuando tenían cerca el balón.

Era bastante difícil de controlar el inquieto Franco, que con el correr de los años se fue aplacando. Y Bruno, de carácter más tranquilo, se transformaba cuando entraba a la cancha. "Si me habrán roto adornos de la casa pateando cuando llovía…", recuerda Vivi, con pesar.

Y al mismo tiempo remarca el profesionalismo que mostraron desde siempre: "Tuvieron mucha disciplina con los entrenamientos y partidos, tal es así que se han perdido cumpleaños de 15 y salidas. Para ellos su prioridad siempre fue el fútbol". Para colmo, los Zuculini son oriundos de Escobar y las largas distancias implicaban madrugar para llegar a tiempo a sus compromisos con el fútbol.

Su madre tiene todo grabado en sus retinas: "En esta profesión no se sabe si llegarás a triunfar, pero ellos estaban seguro de su futuro. Como padre, uno quiere que sus hijos sean felices y amen lo que hacen. Y yo soy feliz porque están donde siempre quisieron".

El amor de una madre no se puede comprar, pero sí la carne para el asado en su Día. Esa fue la apuesta de los hermanos Zuculini el viernes pasado: la comida familiar quedó pendiente porque Bruno volvió a Capital Federal pensando en el duelo por la Libertadores ante Gremio (este martes) pero la deuda será saldada. De todos modos, no podrá escapar a la apuesta: él será quien deberá abonar la comida ya que Colón venció 1-0 a River.

Como toda madre, Viviana se alegra por los resultados positivos pero prioriza que no se lastimen: "Con Marcelo siempre los acompañamos y sostenemos, sobre todo con las fastidiosas lesiones". Y otra de las cosas que la perturban son las críticas, confiesa: "A veces no me gustan los comentarios que hacen en la radio o televisión aunque sé que son las reglas del juego. Ellos siempre me dicen que no lea, que no escuche ni lo bueno ni lo malo… ¡Pero qué difícil! Intento hacerles caso".

Viviana renegó un poco el viernes por la noche con el partido entre sus hijos y seguramente cruce los dedos este martes por Bruno (River-Gremio en semifinales de la Libertadores) y el viernes que viene por Franco (Colón visitará a Huracán en Parque Patricios). Y siempre que puede, respira hondo y celebra que jueguen al fútbol: "Es una actividad al aire libre en la que conocés a mucha gente formando relaciones que perduran y en la que podés llegar a conocer otras culturas e idiomas. Creo que eligieron la mejor profesión del mundo".

Fuente: Infobae