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La doble vida del policía “Cazador de pedófilos”

Hubo un descubrimiento siniestro detrás de la muerte de "Little Eddie". El detective que investigó el caso y un giro inesperado.

27/10/2018

El cuerpo de Edward Wells flotó durante cuatro días en el río Mississippi. Era joven, demasiado. Tenía 17 años. Se lo conocía como Eddie Dirt o Little Eddie. Cuando su cadáver fue rescatado en el verano caliente de 1982 en Nueva Orleans.

Su rostro estaba desfigurado como consecuencia de la descomposición. No había rastros de golpes severos en su cráneo. No había rastros de un disparo que haya acabado con su vida. Ni de una puñalada. El coronel Frank Minyard concluyó que la causa de muerte había sido la asfixia por ahogamiento.

La efímera vida de Wells había sido intensa. Era considerado, desde los 13 años, un pequeño estafador. Un rufián de poca monta que rondaba los suburbios de la ciudad. Más específicamente en French Quarter, un centro de la vida gay de entonces.

Su muerte no fue lamentada más allá de las fronteras familiares. Pero un policía, Stanley C. Burkhardt, sospechó que detrás de su deceso había algo más: un asesinato premeditado. Su bandera era solitaria. La autopsia tampoco le daba la razón. Los forenses no encontraron absolutamente nada.

Durante años, Burkhardt ató cabos sueltos sobre los últimos momentos de la vida de Little Eddie. Su madre había recibido una llamada intimidatoria momentos antes de que ya nada se supiera del joven: "Nunca más volverá a ver a su hijo", decía una voz anónima del otro lado del teléfono.

El listado de nombres de los hombres mayores con los que se cree se acostaba Wells también había desaparecido. Además de tener sexo con ellos, les robaba su dinero. Pero ese papel ya no existía. Tampoco su billetera. Cuando fue encontrado flotando en un muelle del Mississippi, su cuerpo estaba en estado de descomposición, vestido con una camiseta roja, jeans azules, zapatillas del mismo color y calcetines blancos. Pero su billetera no estaba.

Pero en la crónica escrita en el diario local Times-Picayune por aquellos días se sembró un interrogante. "Burkhardt tiene otra razón para perseguir este caso. Él conoció a Eddie Wells". Fue en una ocasión que lo interrogó en la calle y luego lo llevó a casa de su madre, en un vecindario pobre de Nueva Orleans. Le dijo que debía apartarse de esa vida.

Pero dos meses antes de su muerte, reapareció en French Quarter. Se sentía cómodo allí. Lo último que se supo del adolescente fue que días antes de que se hallara su cuerpo, tomó un autobús hacia casa de su hermano con alguna ropa de repuesto.

Ahora, 36 años después, la policía vuelve a poner el foco en el caso. Y uno de los interrogados es nada menos que el detective Burkhardt -ya retirado de la fuerza- quien había ingresado a la unidad de delitos de pedofilia en 1972.

Burkhardt era en verdad un abusador de niños, de acuerdo a The Washington Post. Dos de sus presuntas víctimas indicaron que en una ocasión el agente de policía les había mostrado la fotografía del cuerpo sin vida de Eddie. Una amenaza.

"Los investigadores están reuniendo metódicamente la evidencia disponible para determinar si alguna de las acusaciones es creíble y puede ser probada", dijo Gary S. Scheets, un portavoz del Departamento de Policía de Nueva Orleans, respecto a las denuncias contra el ex detective dedicado a cazar a pedófilos.

Pero la evidencia contra el policía no era nueva. En 1987 Burkhardt fue declarado culpable de traficar… ¡pornografía infantil! Mientras decía cazar a los degenerados en las calles, en su vivienda tenía decenas de imágenes prohibidas de niños y niñas. Su declaración fue escalofriante: indicó que lo que encontraba atractivo de su trabajo era que le daba acceso a ese material.

Pasó cinco años en prisión de los 10 a los que había sido condenado por esa posesión. Al salir fue condenado por abusar de su sobrina de 9 años diez años antes. Lo confesó durante una sesión terapéutica en la cárcel. Sin embargo, no volvió a pasar tiempo tras las rejas por ese crimen.

En 1998 volvió a cometer un delito relacionado con la pedofilia. Fue luego de que recibiera un videotape en su casa de pornografía infantil. Cuando la policía requisó su casa, en su interior había un niño de 12 años. Nuevamente condenado; nuevamente a prisión. En 2006 dejó la prisión, pero su libertad condicional fue revocada poco tiempo después. Era considerado un peligroso delincuente sexual. Y no podía estar en libertad.

Finalmente en 2015 fue liberado. Había pasado muchos años en la prisión federal de Butner, Carolina del Norte. Tenía 64 años.

Pero sus crímenes no quedaría impunes. Y la Justicia volvería a acorralarlo. Fue luego de que dos víctimas de Burkhardt lo denunciaran. Dijeron que el ex detective había abusado sexualmente de ellos cuando eran niños. No se conocían entre sí. Pero coincidieron en algo: tenían evidencias de que el agente había tenido alguna relación con el asesinato de Little Eddie.

Richard Windmann fue el primero en denunciar, casi tres décadas después, al oficial de policía. Fue en 2011 en un juicio en el que testificó contra el agente. Se animó tras ocultar su secreto más tenebroso por 29 años. Dijo que el "cazador de pedófilos" tuvo contacto sexual con él al menos 40 veces cuando apenas tenía 13 años. "En la Estación de Policía, en automóviles, en mi casa, en hoteles, en su casa", ocurrieron las violaciones.

"No, señor", atinó a defenderse Burkhardt. Ya nadie le creía.

Vic "V.J." Groomer fue una de sus víctimas. Relató al diario de la capital norteamericana cómo y cuándo conoció a su abusador. Hoy tiene 54 años. Pero la marca que el detective dejó en su vida es imborrable. Fue violado "cientos de veces", de acuerdo a su testimonio.

También contó que Burkhardt llevaba a Eddie a diferentes juegos de fútbol y que había entablado una relación con el joven a quien decía que lo "salvaría" de esa vida que llevaba. Un año después, su cuerpo aparecería flotando en el río. Y en 1983, Groomer contó que vio la fotografía del cadáver. ¿Un mensaje para que guardara silencio? Sin dudas. Y eso hizo el por entonces adolescente, aterrado.

Groomer se había acercado a la justicia luego de conocer la historia de Windmann. Éste, el primero en denunciar al policía, dijo que había acudido a Burkhardt cuando salió a la luz un abuso de niños Boy Scouts en los años 70. Con total confianza, se acercó a la unidad de delitos sexuales para contar su caso. "¿Quién mejor para cuidar de mí que el jefe de la Unidad de Pedofilia del Departamento de Policía de Nueva Orleans?", pensó. En lugar de encontrar comprensión, paz y una investigación sobre su caso, halló al "cazador de pedófilos", quien abusó de él una y otra vez.

El testimonio de ambos posee otra coincidencia. Cuando Burkhardt vio que Windmann se resistía, también le mostró una fotografía del cadáver de Wells. Desde entonces sabía que debía cerrar la boca. "¿Quieres terminar como Eddie, Richard?", fue la amenaza.