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Marzo de 2024
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Revista

Un nene diagnosticado con un cáncer terminal se aferró a la vida para conocer a su hermana

Bailey Copper había sido diagnosticado con un linfoma no Hodkin. Los médicos le dieron días de vida, pero luchó y logró conocer a su pequeña hermana Millie.

10/01/2019

Bailey Cooper fue diagnosticado con un linfoma no Hodgkin y luego de que el cáncer se extendiera por todo el cuerpo, los médicos le dieron sólo días o semanas de vida. Sin embargo, el pequeño luchó durante 15 meses contra la enfermedad y logró conocer a su hermana Millie.

La batalla de Bailey, quien vivía en Gloucestershirem, Reino Unido, comenzó en el verano de 2016 cuando le dijo a sus papás, Lee y Rachel que se sentía mal. Ingresó en el hospital en septiembre de ese año y al principio los médicos pensaron que se trataba de una infección viral, según informó el Bristol Post.

Al no mejorar, los médicos le dieron antibióticos por una presunta infección en el pecho, pero las cosas empeoraron: empezó a tener fuertes dolores de estómago y le hicieron un análisis de sangre.

Bailey fue trasladado a una sala de oncología. Los resultados determinaron que tenía un linfoma no Hodgkin y que estaba en la tercera fase. Este cáncer ocurre cuando el cuerpo produce demasiados linfocitos anormales, un tipo de glóbulo blanco. Los síntomas incluyen inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre, dolor de vientre o dolor en el pecho.

Tras duros tratamientos con quimioterapia, parecía que el cáncer entraba en remisión en julio de 2018 y pudo volver a casa. Sin embargo, en agosto volvió y el resultado fue peor, se había extendido. “Nos dijeron que no quedaba mucho tiempo, días o semanas”, explica Lee.

Los padres contaron que Bailey sabía que iba a morir. Por ello, comenzó a hacer planes para su propio funeral y quería que todos estuvieran vestidos con trajes de superhéroes. Le pusieron medicamentos para el dolor y, aunque le ayudó un poco, comenzó a deteriorarse lentamente semana a semana.

“No pensamos que duraría tanto tiempo, pero estaba decidido a conocer a Millie. Llegó finales de noviembre y la pudo ver. La abrazó e hizo todo lo que un hermano mayor haría: cambiarla, lavarla, cantarle”, sostuvo su madre.

Pero el 22 de diciembre, Bailey fue llevado en ambulancia al hospital y tuvieron que darla analgésicos muy fuertes. “Nos sentamos allí hora tras hora, viéndolo irse. Le leímos cuentos y escuchamos su música favorita. A las 11.45, estábamos junto a su cama. Le dijimos ‘es hora de irse Bailey'”, contó Rachel. Finalmente, el nene murió al mediodía de la víspera de Navidad.