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Corte Suprema le negó a un condenado el derecho a "una muerte sin dolor"

A Russell Bucklew se le negó el derecho a una muerte sin dolor. Argumentó que la inyección letal lo haría sufrir por una condición genética que tiene.

03/04/2019

La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos determinó que un hombre condenado por asesinato en el estado de Missouri no tiene derecho "a una muerte sin dolor".

La decisión allana el camino para la ejecución de Russell Bucklew, quien había solicitado el empleo de gas en lugar de una inyección letal, alegando una inusual condición médica.

Según Bucklew, de 50 años, en su caso el método de ejecución habitual en Missouri equivalía a un "castigo cruel e inusual", lo que está prohibido por la ley.

Pero el máximo tribunal estadounidense desestimó su recurso en una reñida votación, 5-4, que refleja las divisiones ideológicas de la Corte.

Bucklew fue sentenciado a la pena de muerte en 1996 por violación, asesinato y secuestro, luego de un ataque en contra de su exnovia, su nuevo compañero y su hijo de seis años.

Pero el prisionero recientemente alegó ante la corte que una condición congénita, hemangioma cavernoso, podía terminar causándole dolor excesivo en caso de ejecución por inyección letal.

La condición ha causado la aparición de tumores repletos de sangre en la garganta, cuello y rostro de Bucklew, quien advierte que los mismos se pueden reventar durante la ejecución y causarle dolor extremo y ahogamiento.

Y, según el condenado, su dolor sería excesivo si se permite el uso del método preferido de ejecución del estado de Missouri: una inyección de pentobarbital.

"Táctica dilatoria"

Los magistrados conservadores de la Corte Suprema, sin embargo, dijeron el lunes que los argumentos legales de Bucklew les parecían una táctica dilatoria.

También argumentaron que le correspondía al prisionero demostrar que otro método de ejecución "reduciría sustancialmente el riesgo de dolor severo", pero que no lo había hecho.

En el argumento de la mayoría, el magistrado Neil Gorsuch también hizo notar que Bucklew había estado en el corredor de la muerte por más de 20 años.

"La octava enmienda (de la Constitución de EE.UU.) prohíbe métodos "crueles e inusuales' para la pena capital, pero no garantiza el derecho de un prisionero a una muerte sin dolor", escribió Gorsuch, quien fue elevado a la corte por el presidente Donald Trump en 2017.

"En su interpretación original, la octava enmienda toleraba métodos de ejecución, como el ahorcamiento, que implicaban un riesgo significativo de dolor, mientras que prohibía como crueles solo aquellos métodos que intensificaban la sentencia de muerte al 'superponer' el terror, el dolor o la desgracia", agregó.

Los magistrados liberales de la Corte, por su parte, argumentaron que la condición de Bucklew debería permitir su ejecución con gas nitrógeno, un método permitido en otros tres estados.

"Hay principios más importantes que garantizar la puntualidad de las ejecuciones", escribió la magistrada Sonia Sotomayor en una argumentación separada, agregando que el secreto en los procesos de pena de muerte había producido recientemente dos resultados diferentes en dos casos similares.

En un caso en Alabama, a un hombre musulmán se le prohibió contar con la compañía de un imán durante su ejecución, pero la Corte detuvo una sentencia similar luego de una apelación hecha por un budista que quería que su consejero espiritual estuviera presente al momento de ser ejecutado.

Pero el magistrado Grousch también se refirió a ambos casos en el argumento de la mayoría, destacando que el prisionero de Alabama había contado con abundante tiempo para expresar su queja, pero había decidido hacerlo solo 15 días entes de la fecha de su ejecución.