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Revista

¿El cuerpo humano tiene un “segundo estómago” para recibir el postre?

La ciencia confirma que los alimentos dulces estimulan un reflejo que hace que deseemos comer "algo más".

08/11/2019

Comiste bien, abundante y quedaste satisfecho. Pero aparece el mozo o cualquier posibilidad de algo dulce y no se duda en aceptar. ¿Será que tenemos un segundo estómago para el postre?

La respuesta la tiene el profesor Russell Keast, miembro del Centro de Ciencia Sensorial Avanzada de la Universidad de Deakin, Australia, este fenómeno se llama “saciedad sensorial específica”.

"No puedo más, pero hago hueco para un dulce"

El académico confirma que el cuerpo humano tiene un “segundo estómago” exclusivamente para recibir el postre: “Esta sensación es la que experimentamos cuando comemos un alimento que nos encanta", explica. "Los sentidos nos indican que ya no podemos tolerar más de ese alimento específico, en otras palabras, porque estamos llenos”, dijo el investigador a medios locales.

Señala también que esa respuesta que recibe el cerebro por parte del estómago es en realidad por el aburrimiento sensorial que sentimos, donde aquella comida que nos encantó con la promesa de tener un sabor delicioso ahora resulta aburrida: “Nos sentimos satisfechos y combinándolo con el hecho de que nuestro sistema de detección de sabor está sobrecargado con el sabor de la comida, ya no queremos más”, sostuvo Keast. Cuenta que, cuando a las papilas gustativas se les presenta una nueva experiencia de sabor, nos harán desear el nuevo alimento "ofertado". “Puede verse y oler bien, y si a eso le sumamos que por experiencia sabemos que lo acaramelado es más atractivo, será la variación perfecta”, concluyó.

El análisis de esta variación representa que ya no hay más aburrimiento con la comida y la anticipación de saber que a continuación vendrá un manjar que creará apetito nuevamente, de ahí el estómago para lo dulce. "Si en vez de un postre nos volviesen a poner un plato con la comida que hemos tomado antes, no sentiríamos el deseo de comer más", asegura el experto.

"Querer algo dulce después de sentirse realmente lleno es engañar a la sensación de saciedad ya que el azúcar de los postres estimula un reflejo de relajación que hace que se expanda el estómago", asegura Arnold Berstad, investigador del Hospital Lovisenberg Diakonale, Noruega, en su trabajo publicado para “The Journal of the Norwegian Medical Association”.