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Opinión y Actualidad

El oído del nadador: cómo prevenir esta frecuente enfermedad en los niños

Llega el verano y la pileta es la principal demanda de los más chicos. Sin embargo, esta enfermedad afecta también a adultos. Un especialista explica qué recaudos tomar a la hora de meterse al agua.

14/11/2019

Las altas temperaturas y el calor comienzan a asentarse en la ciudad, y sin lugar a dudas, la pileta en esta época del año, es uno de los favoritos de todos los niños y también de adolescentes. Junto a estas locas ganas por darse un chapuzón vienen también las enfermedades de verano, y “el oído del nadador” es una de ellas; y si bien no son graves, son muy frecuentes, y como siempre, es mejor prevenir que curar.

¿De qué se trata “El oído del nadador”?

Es el nombre con el que se conoce a la otitis del oído externo; una de las principales patologías de verano que aunque se presenta más en niños, también afecta a personas adultas.

Se trata de la inflamación del conducto, y es la conocida “otitis de verano” porque justamente está directamente relacionada con el agua. ¿De qué manera? La piel, al estar mucho tiempo en contacto con el agua, se humedece y se macera, generando una incómoda picazón, que cuando uno se rasca, genera la inflamación. Este rascado inconsciente y reiterado va a ser el microtraumatismo necesario para que la bacteria que se encuentra fuera del oído, ingrese por el conducto y se inflame; explica el especialista en otorrinolaringología, doctor Gustavo A. Rivas Jordán (MP 3280) a Diario Panorama.

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¿Por qué se dice que son más frecuentes en los niños?

Claramente son los pequeños quienes pueden pasar horas y horas debajo del agua sin tener ningún problema. El adulto, en cambio, no. “Estamos al borde de la pileta mojándonos los pies, un chapuzón y listo”, ejemplifica el doctor. Justamente, uno de los factores principales de la otitis va a ser el tiempo de exposición al agua, y no la calidad de la misma; es decir, no importa si el agua está limpia o sucia, sino el tiempo que se pase con el oído mojado.

¿Cuáles son los tipos?

El doctor Rivas Jordán explica que podemos diferenciar principalmente dos tipos de otitis: la externa (de verano) y la del oído medio, o también conocida como la de invierno.

Así como a la externa se la conoce por el verano, la del oído medio es más frecuente en época invernal, y se produce principalmente por la mala ventilación; es decir, cuando la ventilación sufre alguna complicación, como una congestión o sinusitis crónica.

Si bien, ambas tienen síntomas parecidos, responden a tratamientos distintos.

Siento agua en el oído, ¿tengo otitis?

No. Si el oído está sano, el agua en algún momento saldrá; ahora, si la sensación de la pérdida de audición persiste, y a eso se le suma el dolor en la zona, podemos estar hablando de síntomas de ésta enfermedad. Sobre todo si como antecedente tenemos que el niño tuvo días seguidos de pileta; y también puede acompañar la fiebre, síntoma de cualquier tipo de infección (aunque la fiebre es más frecuente en casos de otitis del oído medio).

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¿Cómo prevenir esta enfermedad?

El doctor nos explica que tenernos dos formas de prevenir antes y después de entrar al agua. Una es echar dentro del oído unas cuantas gotitas de aceite de almendras o de bebé, y la otra es, al salir del agua, echar unas cuantas gotitas de alcohol. Este a su vez ayudaría a destapar el oído en caso de sentir que nos quedó agua. En casos de personas con enfermedades crónicas en el oído, la única forma de prevenir es usando tapones, por más incómodos que resulten, ya que el tímpano está expuesto directamente.

¿Qué hacer ante los primeros síntomas?

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Lo primero, no enloquecer ni introducir nada en el oído. Si bien, puede generar molestia y dolor, no es una enfermedad que genere grandes complicaciones, es de fácil diagnóstico y tiene su respectivo tratamiento.

Claramente, debemos acudir al médico lo antes posible, pero mientras tanto se puede tratar con algún analgésico o antiinflamatorio.

Lo que no se debe hacer es echar gotas, remedios caseros o alcohol cuando ya está presente el dolor; ya que si hay una lesión en el tímpano, el alcohol puede generar ardor y otras complicaciones.

Cuando el enemigo no es la cera, sino el hisopo

La cera, explica el doctor, es la protección natural de los oídos, y se producen por una glándula que se encuentra en el exterior del oído. No es un veneno y tiene una función protectora, que es repeler el agua y también evita que ingresen objetos extraños que puedan dañarnos.

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El hisopo, objeto al que muchas personas le tienen mucho cariño, utilizado de mala manera no sólo puede dañar el oído, sino también generar complicaciones cuando hay tapones de cera. Es decir, puede generar lo opuesto a lo que se busca.

Al ser natural, la cera sale sola, y la manera correcta de limpiarla sería quitar el exceso que esté en la parte exterior de la oreja, no introducir el hisopo ni el dedo en el canal.

Los tapones de cera son muy frecuentes, se identifican por la pérdida de audición y la forma más fácil de “curarlos” es yendo al médico, que lo saca en minutos.