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Felipe recibió su prótesis 3D y lo primero que hizo fue acariciar a su mamá

Córdoba. Fue uno de los 21 beneficiarios en la entrega de prótesis ensambladas por colaboradores de un proyecto de voluntariado corporativo.

01/12/2019

Apenas abrió sus ojos, Felipe pidió su capa de Superman. El niño de 4 años quiso estar a la altura de las circunstancias. Sabía que ese día conocería a Gino Tubaro, el joven inventor cuya historia había conocido en cuentos. También estaba al tanto de que recibiría una prótesis 3D, una especie de mano mágica que le daría superpoderes.

Felipe Juárez Quevedo quiso que su prótesis tuviera los colores de Superman.

Cuando tenía cuatro meses de gestación, sufrió el síndrome de brida amniótica, una alteración genética que le impidió el desarrollo de su mano izquierda.

“Fue un shock muy grande que nos generó incertidumbre– recuerda Débora Quevedo, su mamá–. Al principio sentimos bronca, pero con el tiempo fuimos aceptando que era algo que nos podía pasar”.

Por suerte, la mujer contaba con el optimismo propio de su marido. “Él nos eligió porque sabe que lo vamos a poder orientar en la vida”, repetían juntos.

Y desde ese momento, el matrimonio se propuso no llorar más –o por lo menos, no transmitir esa angustia al niño– y no sobreprotegerlo. La premisa fue darle las herramientas para que sea capaz de resolver sus propios problemas.

Antes de que aprendiera a caminar, Felipe escuchó los cuentos que sus padres le leían todas las noches. Así conoció a los superhéroes y, su favorito, Superman.

También conoció la historia de Gino Tubaro, cuando sus padres le leyeron el libro Las Manos que inventan. Descubrió que, desde chico, el personaje había creado cosas para solucionar problemas. Que a sus 15 años armó su propia impresora 3D con material reciclado. Y que estaría en Córdoba regalando prótesis a personas que, como él, la necesitaban.

A no rendirse

Días antes, Débora le había preguntado a su hijo para qué quería una “mano robótica”. Y él le había contestado una respuesta obvia: “Para dispararle al enemigo”.

Sin embargo, aquella mañana, lo primero que hizo con su nueva mano fue acariciar a su mamá.

Aunque le costaba acostumbrarse a sus nuevos superpoderes, no se daba por vencido. Cada vez que se frustraba, recordaba una frase que escuchó en la película Toy Story. Y entonces repetía: “Felipe nunca se rinde. Felipe busca una salida”. Y seguía para adelante, como le enseñaron sus papás.

Colaboración

La familia se registró en la página web en la cual Gino recepta los pedidos de las personas que necesitan prótesis de manos y brazos. La organización sin fines de lucro que preside –llamada Atomic Lab– conecta los pedidos con aquellos que poseen impresoras 3D.

La entrega en Córdoba involucró a 21 personas, en un encuentro que se realizó con la colaboración de los empleados de la empresa Telecom. Tras recibir una capacitación, los colaboradores ensamblaron las piezas elaboradas con ácido poliláctico (PLA), un derivado del maíz que no produce escozor. Y las entregaron.

La jornada #Manotón se desarrolló en el marco de la propuesta “Conectamundos”, una iniciativa de voluntariado corporativo. “Este año relanzamos el programa de voluntariado, con la idea de generar espacios para nuestros colaboradores con una idea innovadora de alto impacto”, indicó María Constanza Ferrer, gerente de Sustentabilidad de Telecom.

Felipe recibió su prótesis azul y roja, pues esos eran los colores que había elegido. Como Superman.