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Ansiosexuales: cuando el estrés y la ansiedad dominan la vida entre las sábanas

La propia incertidumbre y el desconocimiento de los gustos en las prácticas sexuales, el nerviosismo y la intención de querer satisfacer las expectativas de la otra persona son algunas de las principales causas.

16/01/2020

Hay personas para las que el estrés y el deseo son estados de ánimo incompatibles y, como vivimos tiempos convulsos donde abunda más lo primero que lo segundo, ven cómo, irremediablemente, su vida sexual se aplaza esperando que llegue el improbable momento en el que todo vaya sobre ruedas o el horizonte presente un cielo azul, sin nubes amenazantes.

La ansiedad y el sexo no son amigos en la cama. No es posible estar extremadamente ansioso y excitado sexualmente al mismo tiempo. Esta es una verdad simple sobre la forma en que el cuerpo y la mente trabajan. El sexo es una parte natural de la experiencia humana, pero cuando algo que se supone que se siente bien conduce a un grave ataque de ansiedad, puede causar angustia que excede los límites del dormitorio.

Es casi como si el organismo tuviera dos intereses en competencia por el mismo sistema neurológico. Por un lado la ansiedad, que utiliza la vía del sistema nervioso autónomo, y por el otro la actividad sexual, que emplea el mismo sistema. “La ansiedad provoca un estado que alerta al sujeto de una posible acción erótica alejándose de la misma. Los ansiosexuales son fóbicos sexuales, ya que se anticipan con temor, aparecen sentimientos de inferioridad y temen además “pasar vergüenza” o ser avergonzados por el otro. Este sistema de alarma activa lo que en sexología se denomina ‘rol de autoespectador’, es decir, una mirada externa que juzga y evalúa (casi siempre en forma negativa) el propio comportamiento sexual", explicó Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.

La ansiedad sexual, o ansiedad del rendimiento sexual, afecta a hombres y mujeres de todas las edades, independientemente de su experiencia. Para algunos, este tipo de ansiedad es de corta duración y puede aparecer brevemente a raíz de un nuevo encuentro sexual. Sin embargo, a otras personas les puede resultar difícil disfrutar de una vida sexual saludable debido a ello, y pueden experimentarla con más regularidad.

Pero, ¿cómo se manifiesta la ansiedad sexual? Según los especialistas, tiene diferentes expresiones entre hombres y mujeres, aunque en la mayoría de los casos, está relacionado con el temor de que algún aspecto de la relación sexual pueda ser decepcionante para su pareja. En la mayoría de los casos, se cree que esta respuesta está condicionada por la forma en la que fuimos educados para pensar sobre ciertos aspectos del sexo y nuestros propios cuerpos, y por las expectativas sociales que afectan nuestra relación con nuestra sexualidad.

Los estudios han señalado que un número significativo de hombres y mujeres tienen problemas a la hora de apreciar su imagen corporal, lo que podría generar todo tipo de ansiedad cuando llegue el momento de intimar sexualmente con esa persona especial. Por ejemplo, un estudio publicado en el Journal of Sex Research reveló que aproximadamente un tercio de las mujeres universitarias se siente descontenta con la apariencia de su cuerpo, y que esta autopercepción era perjudicial para disfrutar de su tiempo en la cama con una pareja.

Otra investigación, que estudió a hombres jóvenes inscritos en el ejército, descubrió que más de un tercio de los participantes tenía una mala imagen de sus propios genitales, lo que a menudo conducía a la disfunción eréctil.

Otro obstáculo que puede contribuir a la ansiedad por el rendimiento sexual, es simplemente la falta de educación sexual adecuada, incluyendo la preocupación sobre deseos y necesidades sexuales. A pesar del hecho de que, desafortunadamente, la masturbación todavía se presenta típicamente como un acto vergonzoso o incluso peligroso, una investigación que llevó a cabo el sexólogo estadounidense Eli Coleman, director del Programa de Sexualidad Humana en la Universidad de Minnesota y profesor en el Departamento de Medicina Familiar y Salud Comunitaria, señala lo contrario, y explica que en realidad puede mejorar nuestra relación con nuestros cuerpos y con nuestra sexualidad.

Un estudio publicado el año pasado en el Journal of Marital and Family Therapy trabajó con 142 parejas comprometidas y descubrió que las parejas íntimas que comunican libremente sus necesidades y deseos sexuales tienen una vida sexual más saludable y satisfactoria. En su investigación, los autores explican que “las mujeres que se comunicaron sobre sexo alcanzaron el orgasmo con mayor frecuencia”, y que hablar abiertamente sobre las necesidades sexuales en una pareja estaba relacionado con una mejor relación y satisfacción sexual entre hombres y mujeres.

La ansiedad en la intimidad sexual

El estado mental puede tener un gran impacto en la capacidad sexual. Uno de los efectos de las hormonas del estrés es estrechar los vasos sanguíneos. Cuando fluye menos sangre hacia el miembro viril, es más difícil tener una erección. Incluso los hombres que normalmente no tienen problemas para excitarse no pueden tener una erección cuando se ven superados por la ansiedad por el rendimiento sexual. Además, los niveles más altos de cortisol están asociados con la ansiedad y las emociones de estrés, y el cortisol alto puede suprimir las hormonas sexuales que afectan el deseo.

Por un lado, la ansiedad puede retrasar o impedir la capacidad de alcanzar el orgasmo y dificultar el mantenimiento de una erección. Además, algunos de los síntomas físicos de la ansiedad incluyen músculos tensos, respiración rápida y aturdimiento, todo lo cual puede ser bastante molesto si provienen de una sensación de pánico y temor y no, por ejemplo, de un orgasmo.

Luego, por supuesto, hay ansiedad por el sexo, que puede complicar aún más las cosas. Ya sea que haya un historial de trauma sexual, ansiedad por el desempeño o consecuencias de una educación basada en la vergüenza, los problemas relacionados con la intimidad pueden afectar en gran medida el acto sexual. Por ejemplo, algunas personas pueden experimentar vaginismo, donde los músculos vaginales se contraen con tanta fuerza durante la penetración que las relaciones sexuales se vuelven increíblemente dolorosas. En muchos casos, según los expertos, la raíz del vaginismo es la ansiedad sobre el sexo provocada por el trauma pasado o la educación basada en la vergüenza sobre el sexo.

Si bien hay mucha investigación y escritos sobre la ansiedad sexual y de desempeño en los hombres, no es sorprendente que la ansiedad sexual en las mujeres sea un tema menos discutido. ¿Por qué? Debido a que puede ser más difícil de definir, después de todo, las mujeres no requieren una erección para la actividad sexual. Si bien la ansiedad por el rendimiento sexual no se diagnostica con tanta frecuencia en las mujeres como en los hombres, afecta de igual manera la excitación en las mujeres. La ansiedad puede evitar que las mujeres se lubriquen lo suficiente como para tener relaciones sexuales, y puede eliminar el deseo físico de hacer el amor.

“En las mujeres observo esta conducta cuando, después de meses o años de pedir a sus parejas infructuosamente, que se adapten al tiempo de ellas, que no genitalicen tanto el encuentro sexual, que las escuchen y modifiquen el estilo del intercambio amoroso, pierden las expectativas de un cambio y perciben cada encuentro como una amenaza de displacer, aburrimiento o frustración”, indicó en diálogo con este medio la médica sexóloga clínica y ginecóloga Beatriz Literat, Médica (MN 50294).

Sin embargo, vale la pena señalar que no todos experimentarán una disminución de la libido. Hay algunos que pueden usar el sexo para aliviar la ansiedad, o que se masturbarán compulsivamente, por ejemplo. Los datos también respaldan que algunas personas pueden tener un mayor deseo sexual cuando se sienten ansiosas. Todo esto para decir: realmente no hay una forma “normal” de reaccionar ante los estresores.

Cómo tratar la ansiedad sexual

La ansiedad sexual se trata según la causa. Para aquellos con desequilibrios hormonales o enfermedad de la tiroides, las pruebas revelarán primero el problema, y ​​luego los médicos podrán trabajar para tratarla. Para aquellos que tienen ansiedad derivada de otras causas, hay otras opciones.

El conocimiento es poder. Muchas de las causas comunes de ansiedad sexual en las mujeres se pueden tratar y mejorar con la comprensión de la anatomía femenina y cómo lograr el orgasmo vaginal y del clítoris de manera más rápida y consistente.

Hay dos factores diferentes a tener en cuenta: existe la ansiedad que ocurre en el momento y existe la ansiedad que ocurre de antemano: ansiedad por la ansiedad, por así decirlo. Tanto la ansiedad en el momento como la meta-ansiedad de antemano se pueden abordar y mejorar drásticamente con la ayuda de un prefesional especializado.

Como con todas las áreas de ansiedad, es vital cuestionar las “verdades”. Es decir, atraparse en el pensamiento: “No me gusta, ¡eso significa que soy gay!” La respuesta entonces debe ser: ¿Por qué? ¿Qué prueba tengo de eso? ¿Qué otras razones podría haber? Todos tenemos áreas de “verdad” en nuestras vidas, absolutas que ya no cuestionamos, pero es un hecho desafortunado que a menudo integramos cosas en esta área que están lejos de ser verdaderas. Si una “verdad” nos está causando dolor, entonces es hora de sacarla y mirarla.

Consejos de los expertos para vencer el estrés sexual:

  • Evitar los pensamientos catastróficos o dicotómicos.
  • Aprender a comunicar, a delegar, a pedir ayuda.
  • Dedicarle tiempo al placer en general y al autoconocimiento.
  • Dejar que el deseo se active gradualmente en el encuentro.
  • Bajar la propia exigencia: la perfección no garantiza eficacia.

Fuente: Infobae