El CEO de Wranger y Lee piensa que el coronavirus sentenció a muerte a la ropa de vestir para ir a la oficina.
Los oficinistas se están acostumbrando a usar ropa más cómoda durante la jornada laboral. Cuando llegue el momento de regresar a la oficina, es posible que no estén tan ansiosos por sacar del placard esos trajes holgados.
"Vas a ver gente caminando de regreso a la oficina y diciendo: '¿Por qué estoy tan bien vestido? Podría usar jeans hoy', dijo el director ejecutivo de Kontoor Brands Inc., Scott Baxter, en una entrevista.
Puede ser una ilusión para el jefe de las marcas Wrangler y Lee, pero hay razones para pensar que la cuarentena de coronavirus podría ser otro clavo en el ataúd para la vestimenta formal de la oficina.
Las empresas ya habían estado aflojando las reglas sobre la ropa de trabajo. Los chalecos inflados, de la marca Patagonia, se han convertido en productos básicos en Wall Street y en Silicon Valley. Las mujeres han cambiado trajes de negocios y pantalones a medida por ropa con más estiramiento. Con millones de estadounidenses que ahora usan sus salas de estar como oficinas, ponerse camisetas casuales o sudaderas con capucha durante las videollamadas se ha convertido en la norma.