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Marzo de 2024
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Utileros, los héroes silenciosos de los clubes

Jorge Perry, Adrián Carreras, Ángel Córdoba, Claudio Hass y Carlos Cardinales nos cuentan sus historias y anécdotas desde la intimidad de sus clubes.

11/06/2020

Son los que llegan primero y los últimos en irse. Conocen cada rincón de los clubes y el sentir de los jugadores y dirigentes como nadie. Están en todos los detalles y le ponen toda su pasión a un trabajo tan necesario como sacrificado.

Son los utileros, los que “corren” ante cada “capricho” de los jugadores, los que dejan todo listo para cada función. Los héroes silenciosos de los clubes.

Te contamos las historias de cinco de ellos, Jorge Perry (Sarmiento, Central Córdoba, Mitre, Agua y Energía), Claudio Hass (Quimsa), Adrián "Negri" Carreras (Olímpico), Ángel Córdoba (Mitre) y Carlos Fernando "Cacho" Cardinales (Güemes).

¿Cómo empezaste?

Jorge Perry: “Yo empecé con los veteranos de Sarmiento, a llevarles la ropa, y un día me ofrecieron trabajar y acepté. Pasé de la tribuna a trabajar adentro. Allí comencé a verlo de una manera distinto al fútbol y cuando nació mi primera hija cambió mi vida. Gracias al apoyo de mi familia pude salir adelante y trabajar normalmente”.

Claudio Hass: “Llegué a Quimsa en el año 98 a través de mi primo”.

Ángel Córdoba: “Estoy hace cinco años en Mitre, desde el Federal A y gracias a Dios me tocó ascender, es algo muy lindo”.

Adrián Carreras: “Entré en el club en la temporada 88/89, empecé a trabajar con el Lobo Fischer en el sector de piletas, él fue quien me llevó a Olímpico. Cuando empezaron a practicar para la liga local yo me cruzaba a la cancha, la limpiaba y les ponía agua fría. En el año 95 armaron una Liga C, los dirigentes me preguntaron si quería sumarme al proyecto en la parte de la utilería y les dije que sí”.

Carlos Cardinales: “Era algo que me gustaba desde chico, siempre que andaba por el club me iba a ver las prácticas, me metía, observaba y me interesaba, aparte porque soy hincha de Güemes. Siempre les decía a mis amigos que quería ser utilero”.

¿Cómo es un día de trabajo?

Perry: “Por más que jueguen a las 5 o 10 de la noche, a mi me ibas a encontrar a las 11 de la mañana en el club. Siempre fui el primero en llegar y el último en irme, era algo gratificante. La utilería me gusta de alma”.

Jorge Perry Jorge Perry

Hass: “Llego al club a las 9 de la mañana y me voy 13.30 a casa. Si el partido es a las 22, a las 18 ya estoy en el club de nuevo y me voy después que se van todos, tipo 1 de la madrugada”.

Córdoba: “Si el partido es a las 21, estamos llegando al estadio entre las 13 y 14. Nos comunicamos con el utilero rival para recibirlos de la mejor manera en el club y ahí arrancamos”.

Carreras: “Arrancamos a la mañana con las prácticas. Desde las 12 hasta las 14 el vestuario ya está listo con toda la ropa que van a usar. Entre las 18 y 19 preparo la mesa de control, para ver si hay algún problema”.

Adrián Carreras Adrián Carreras

Cardinales: “Diez, diez y media de la mañana estoy en el club y me empiezo a organizar con todo. Luego vuelvo a las 15 y me quedo hasta después del partido. Luego limpio el vestuario y dejo todo preparado para entrenar al otro día. Ya es una costumbre llegar a casa entre las 2 y media y tres de la madrugada”.

¿Cuál fue el pedido más extraño que te hicieron?

Hass: “Siempre los jugadores pedían a último momento un caramelo o un chicle.

Claudio Hass Claudio Hass

Carreras: “Antes de un partido un jugador me dice que necesitaba un Gatorade, pero no cualquiera, tenía que ser de manzana. Entonces le dije, ‘aguantame cinco minutos que ya me lo traen’ y me dice, ‘yo lo necesito ahora’, a lo que le contesté, ‘hagamos algo, dame la plata y voy a comprarlo’ y por último me dice, ‘no, no dejá nomás’ (risas)”. El jugador quiere todo”.

Córdoba: “A veces te piden chicles, un Gatorade”.

Ángel Córdoba Ángel Córdoba

¿Qué cábalas recuerdas?

Perry: “Yo tenía la mía, que la compartí en todos lados, que es la Virgen del Valle. Uno le tiene fe y cuando nos tocaba jugar en Catamarca íbamos a la iglesia y le pedíamos algo tanto para el club como para la familia.

Córdoba: “Con el tema del ascenso habían muchas cábalas, por ejemplo Cacho (Sialle) armaba el pizarrón”.

Cardinales: “Los jugadores tienen siempre sus cosas, con los botines, camisetas o remeras y uno trata de acomodarles todo, tanto de local como de visitante”.

Carreras: “Yo tenía que estar afeitado, sin importarme que lo haya hecho el día anterior, tanto para los partidos de básquet como los de fútbol. Había muchachos que tenían otras cábalas, como la de ir al baño antes de comenzar el partido”.

Alguna anécdota…

Perry: “Juan Carlos Roldán me demostró la humildad su humildad cuando me tocó tenerlo en Central Córdoba. Viniendo de Banfield, se sentó en un cajón de gaseosas sin problemas. Otra cosa que aprendí del “Pollo” fue un día que quería ablandar su botines con alcohol pero no podíamos, entonces el me dice Jorge dame, cinco minutos antes del partido, los llena de agua y se pone a jugar. No le salió ninguna ampolla, porque el agua ablanda el cuero”.

Hass: “Fuimos a jugar en Buenos Aires ante Obras. Yo siempre llevaba dos juegos de camisetas pero esa vez me olvidé y llevé solo uno. Les dije a los jugadores que no pidan cambiar la camiseta porque me había olvidado en el hotel y se empezaron a reír todos”.

Carlos Fernando Cardinales Carlos Fernando Cardinales

Carreras: “En el primer viaje no podíamos completar las camisetas, se corrió la voz y Piotti Suárez (dirigente) me dice yo la tengo a la camiseta 15, andá a buscarla. Pero nos faltaban los shorts, entonces Baby Moisés, que estaba con nosotros, consiguió los shorts de Central Córdoba. Ese viaje a Perico duró 40 horas, llegamos a las 2 de la mañana, se jugó el partido y lo ganamos. Nos querían matar”.

Cardinales: “Llegamos al hotel para jugar con Boca por Copa Argentina y había un señor de Olé y otro de TyC Sports, que me dicen que ellos tenían que jugar con la camiseta tradicional y me pregunta que alternativa teníamos nosotros, entonces le digo que teníamos la roja. Quedamos que íbamos a jugar con esa, pero tipo 7 de la tarde, cuando voy llevándole la camiseta al árbitro, Federico Beligoy, y cuando la ve me dice ‘esta no es la de ustedes’, entonces le cuento lo ocurrido y me pregunta por nuestra camiseta tradicional. Se la llevé y le dije que queríamos jugar con esa, porque se trataba de un partido histórico para la institución. Luego llega el utilero de Boca y dice algo que no me gustó, ‘¿habrán traído camisetas éstos para jugar?’. Beligoy lo miró y le dijo ‘ustedes juegan con la amarilla y Güemes con ésta, no se habla más’, se lo agradecí y me fui al vestuario, en cinco minutos cambié todo”.

¿Pediste alguna camiseta?

Córdoba: “Le pedí la camiseta del ascenso a Matías Moisés, en el primer partido de la final ante Gimnasia de Mendoza”.

Perry: “Una de José Juárez y otra de Julio Marchant. En un clásico también le pedí a Martín Góngora, arquero de Mitre que me regaló el pantalón y la camiseta”.

Cardinales: “En una final que jugamos contra Central Córdoba en cancha de Güemes, yo lo veía bajoneado a Benjamín Peralta y como a mí me gusta hablar con los jugadores, le pregunté que le pasaba. Me contó que no sabía si iba a estar en el banco, entonces le dije que se quede tranquilo, que iba a entrar, iba a hacer un gol, saldremos campeones y tu camiseta será mía. Ese día entró sobre la hora, hizo el gol del empate y pudimos festejar el título ganando en los penales”.

Carreras: “La que quería tener y pude tenerla porque la encontré en el club es la de Miguel Cortijo, la número 11, que se la regalé a un amigo.

¿Qué significa ser utilero?

Perry: “Para mí significó algo lindo, porque no es lo mismo estar en la tribuna que estar adentro. Lo viví de otra forma y mi familia me ayudó mucho en esto. Solo tengo palabras de agradecimiento, hice muchos amigos. En los cuatros clubes que estuve nunca me debieron un peso, porque era una persona muy responsable y cumplía siempre al pie de la letra”.

Carreras: “Hay que estar sea Día de la Madre, del Padre, feriados, tanto aquí como afuera. Una vez nos tocó entrenar un 1 de enero. Me hizo gustar mucho más esto cuando fui de utilero de Miguel Cortijo, el más grande del mundo. El básquet me abrió muchas puertas y estoy agradecido a la gente del club que sigue confiando en mí. La utilería es lo mejor que me pudo haber pasado después de haber dejado el fútbol y el arbitraje, me encanta”.

Córdoba: “Es lindo y sacrificado a la vez, por ahí te quita muchas cosas de la familia”.

Hass: “Quimsa es mi segunda casa, me gusta el básquet y esto significa mucho para mí”.

Cardinales: “Para mi trabajar en Güemes es un vivir, un sentido de vida, algo que me apasiona. Gracias a Dios que me da la posibilidad en un lugar donde yo amo, como es mi club, mi primer hogar”.