Participaron las autoridades de la ciudad, respetando los protocolos sanitarios y de seguridad.
Pasaron 116 años desde aquel día donde se fundó, su corazón latía con fuerza eyectando vida por las venas de acero y el sacrificio del obraje lo fue forjando. Pero no sé quedó anclado en el tiempo y se fue mimetizando con el progreso para transformarse en un pulmón productivo de la provincia.
Hoy, hasta el presente suena lejano, cómo si fuera una paradoja de la existencia, Quimili al igual que el mundo extraña la vida.
El día amaneció frío, un viento del sur corta el silencio y despeina la soledad de este pueblo del Norte.
Un vecino rompe la quietud aserrando maderas en su hogar, un niño duerme tranquilo y su guardapolvo seguirá guardado.
Hoy no habrá actos ni desfiles, shows ni artistas. Solo frío y distancia en esta nueva normalidad.
El sol quiere asomar en la plazoleta Santos Pagnutti y una nube le pone barbijo. Llega el intendente con su concejo, aguardan un puñado de periodistas; se preparan las cámaras, se va a transmitir en vivo por las redes. No habrá aplausos ni calor humano.
El único detalle que roba una sonrisa, se marca la distancia de las autoridades con “un quimil”; un precioso gesto de utilería que rememora dicha del pasado.
Ahora es el momento de izar la bandera, “la aurora” hace eco en las calles vacías, se escucha el sonido del mástil que mueve la cuerda. Hace más frío.
Nos acercamos a la media hora y el final está cerca. El contador Omar Fantoni hace uso de la palabra. Una de sus mayores obras está a punto de finalizar, el sistema de cloacas que cambiará la vida de cada quimilense, no hace mención a eso.
Hoy todo pasa a un segundo plano, es breve, pide que nos sigamos cuidando y respetando las medidas de prevención y seguridad. Cierra con un apagado Feliz cumpleaños.
Van veinticinco minutos, hace más frío. El epílogo lo marca la canción clásica de cada aniversario. Algunas manos se calientan en un ensayo de aplausos, intentando seguir el ritmo. Todo termina ahí.
Un cumpleaños que olvidaremos rápido o tal vez nunca más. Deshojaremos calendarios para esperar el próximo 5 de Julio, porque aquí vamos a estar, más fuertes que nunca para enfrentar estoicos cada golpe del tiempo; dignos hijos de este pueblo que no se cansa de luchar.
Felicidades Quimili.
*Por Pablo Abelleira