Las personas habían ingresado a un sanatorio porteño por el virus del mosquito, pero como no les bajaba la fiebre, los hisoparon, y también tenían COVID-19.
El martes de la semana pasada se registró el mayor número histórico de casos de dengue en la Argentina: 54.870. Una semana después, al menos 13 pacientes que ingresaron originalmente a un sanatorio porteño por el virus que transmite el mosquito Aedes Aegypti también dieron positivo en COVID-19.
"La cantidad de casos de dengue más importante en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) coincidió con la llegada de personas desde el extranjero con COVID-19 y su posterior instalación de la circulación comunitaria", explicó el médico infectólogo Tomás Orduna (M.N. 61.528), asesor del Gobierno, en diálogo con Todo Noticias.
"Durante mediados de abril y todo mayo, hubo una circulación a la par de las dos patologías, y eso nos obligó a trabajar en el diagnóstico diferencial", agregó el especialista del hospital Muñiz, en el noticiero Está pasando.
Lo que despertó la curiosidad de los médicos que detectaron esta combinación fue la persistencia de la fiebre en los enfermos. En el caso del dengue, las altas temperaturas no superan los cinco días. Como no les bajaba, los médicos decidieron realizarles el hisopado y determinaron que tenían ambas afecciones.
Orduna indica que habrá que extremar los cuidados para evitar contagios y estar atentos a los signos de alarma, o sea a sus síntomas y diferentes expresiones, para realizar una consulta precoz.
"Haber tenido uno de los serotipos de dengue -son cuatro-, y volver a ser picado, potencia la gravedad. Si a eso se le suma una patología como COVID-19 y tener algún factor de riesgo, como la edad, habrá que estar mucho más alerta y más cuidadoso", alerta el infectólogo sobre estos casos muy particulares a los que en las redes identifican como el "coronadengue".