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Opinión y Actualidad

Pensar el empleo desde la empatía

La pandemia tuvo efectos devastadores en el empleo. El fenómeno fue global, pero en economías que ya arrastraban debilidad como la argentina se multiplicaron.

25/11/2020

Por Dalila Dujovne

Gerenta de Transiciones de Carrera en BMyA

Más allá de regulaciones que intentaron frenar las desvinculaciones, las tasas de desempleo crecieron y seguirán incrementándose cuando se retiren los impedimentos para despedir y los plus indemnizatorios. De todos modos, hay motivos para ser optimistas: todos los esfuerzos del Gobierno estarán puestos en impulsar la reactivación y la recuperación de los puestos de trabajo perdidos.

Todavía no está claro cuándo comenzará la pospandemia y es más adecuado hablar de una transición que ya estamos atravesando. El empleo experimentó una enorme transformación como consecuencia del coronavirus que se convertirá en la “nueva normalidad laboral”. Esos cambios consisten en una mayor flexibilidad en relación a los espacios de trabajo y en las funciones. Cada vez más, los perfiles operativos pierden relevancia y los puestos requieren de una versatilidad mayor para adaptarse a este contexto dinámico.


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Sin dudas, existen industrias que hallaron en la crisis la oportunidad de crecer. Las vinculadas a tecnología, las comunicaciones, las farmacéuticas, el entretenimiento con base digital, los servicios de logística ganaron espacio y se reconvirtieron porque brindaron soluciones rápidas en la contingencia. Al mismo tiempo, los puestos más demandados en pandemia fueron los que tienen el potencial para innovar y repensar los problemas que van surgiendo. Estas tendencias se irán profundizando durante los próximos años, debido a que las empresas aprendieron de este desequilibrio, tenderán a estructuras más livianas y con posibilidad de responder con velocidad a los desafíos que surjan.

Las áreas de Recursos Humanos tendrán que afrontar en el futuro desafíos vinculados a la redefinición de las condiciones de trabajo. La virtualidad y el teletrabajo necesitan formas de contención para ordenar los procesos y lograr un equilibrio entre la vida laboral y personal. También será importante que se construyan resortes para conformar organizaciones sólidas que ya no estarán aglutinadas por espacios físicos.

La pandemia nos obligó a ponernos más que nunca en el lugar del otro y al mismo tiempo a revalorizar las relaciones interpersonales. No existe entonces otro modo de pensar el empleo hacia adelante, que no sea desde la empatía. Las empresas más humanas serán las que marcarán una diferencia positiva y construirán un capital social de valor.