Tanto la risa como el miedo reflejan estados altos de excitación, o momentos en los que sentimos emociones intensas.
En ocasiones, la risa es contagiosa o adorable, como la risa de un bebé. Sin embargo, algunas risas son bastante siniestras y pueden, incluso, llegar a atemorizarnos. Por ejemplo, la risa macabra de un payaso en una película de terror o la risa de un muñeco diabólico (como también se ha reflejado en el cine). ¿Por qué algunas risas pueden producirnos escalofríos?
Según Margee Kerr, socióloga de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos), parte de este miedo proviene de la disonancia de nuestras expectativas. O, explicado de otra forma, nos asustamos cuando alguien actúa al contrario de como esperamos. Por este motivo, puede resultar inquietante que, niños que normalmente actúan de forma alegre, se comporten de manera extraña como si estuvieran poseídos (como sucede en la película ‘El exorcista’).
Igualmente, la risa en un entorno inusual provoca una respuesta de alerta. En palabras de la socióloga Kerr, siempre que utilizamos un recurso que está relacionado con una emoción positiva (como la alegría o la inocencia) y lo cambiamos de alguna forma, ya sea emitiendo una risa siniestra o riéndonos fuera de contexto, esta provoca una señal de alerta o confusión en la otra persona, pues la gente no debería estar feliz de hacer cosas escalofriantes o malas. Y, si lo hacen, es una señal de que no se puede confiar en ellos.
La risa y el miedo, muy similares
Tanto la risa como el miedo reflejan estados altos de excitación, o momentos en los que sentimos emociones muy intensas. Por este motivo, no es extraño que una persona que está asustada primero grite y a continuación se ría. De hecho, esa energía contenida está ahí, y una vez que la persona se da cuenta de que no está en peligro podría convertir rápidamente ese grito en una carcajada, tal como sostiene Kerr.
Por otro lado, la cultura también juega un papel fundamental. En occidente, por ejemplo, asociamos la risa con momentos o sentimientos positivos. Sin embargo, según la socióloga, esto no es así en todo el planeta y, si te adentras en culturas que no han tenido demasiado contacto con los medios de comunicación, el sonido de cualquier risa puede provocar inquietud o ser bastante extraña en general.