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Abril de 2024
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Opinión y Actualidad

FMI: con los números tan complicados como siempre, el Gobierno busca el salvavidas de la política

Los técnicos del Fondo no ceden a los pedidos de Martín Guzmán y por eso la Cancillería ensaya una vía de negociación distinta con Washington.

21/01/2022

Por Ignacio Miri
Para Clarín

Con la vía de la negociación con los técnicos del Fondo Monetario Internacional obturada desde hace meses, el gobierno de Alberto Fernández buscó abrir esta semana la puerta de la política en Washington. Santiago Cafiero viajó tres días a la capital de Estados Unidos para, según dijo un importante miembro de la delegación que estuvo en las reuniones del canciller, "llevar al más alto nivel político posible" la posición argentina en la negociación por la deuda con el FMI.

A esta altura, con la guillotina de los vencimientos bajando implacable, iniciar una gestión política se parece más a la admisión pública de que la conversación está complicada que a cualquier otra cosa.

Hasta ahora, el Gobierno no logró pasar la primera instancia de las negociaciones. Los técnicos del FMI ya le dijeron a los enviados de Martín Guzmán que los números de la economía que presentan en Washington no son consistentes. Básicamente, Economía no logra convencerlos con el ritmo de ajuste que ofrece -en el Ministerio llaman a ese recorrido Sendero Fiscal, para no usar palabras prohibidas en el diccionario del Frente de Todos-, porque los economistas del Fondo reclaman que el déficit cero llegue antes.

La llave de la negociación está perdida por ahí -en las oficinas donde se miran las columnas de números ubicadas debajo de sustantivos y se desprecia la superficialidad de los adjetivos-, pero el Gobierno trata de encontrarla ahora en las luces del Departamento de Estado, donde Antony Blinken habla, igual que sus antecesores, en el inglés práctico de la diplomacia estadounidense.

Cuando pidió el crédito al Fondo para poder afrontar los vencimientos de la deuda privada, Mauricio Macri hizo algo parecido: solicitó la ayuda a los políticos.

Pero la estrategia de Alberto Fernández tiene tres diferencias centrales con la que implementó Macri. La primera es que el ex presidente apeló a la política, pero desde su celular: lo llamó directo a Donald Trump. La segunda es que para poder hacerlo, Macri ya había acumulado capital en esa relación, no sólo en la conversación personal con Trump -a quien casualmente conocía desde hacía décadas- sino con el establishment estadounidense en su conjunto durante la administración de Barack Obama, ante quien se presentó -las palabras son casi literales- como la prueba viviente de que existe una salida democrática al populismo. La tercera diferencia es que Macri habló con Trump antes de acudir al staff del Fondo y no después, como está haciendo el Gobierno ahora.

Cafiero consideró un buen augurio que en el comunicado del Departamento de Estado que reseñó su reunión no se hablara de ajuste fiscal -como sí habla el FMI- y se pidiera la formulación de un plan económico que recuperara el camino del “crecimiento”. “El tema del FMI no es la agenda de Washington: es nuestra agenda, y nosotros decimos siempre que para pagar tenemos que crecer, por eso esa frase recoge lo que nosotros pedimos”, dijo el canciller en el cierre de su viaje.

Blinken es guitarrista como el jefe de Cafiero -tiene banda propia, Ablinken, con tres temas publicados en Spotify- pero esa fraternidad rockera no dio hasta hoy resultados destacables. El Secretario prometió ayudar pero pidió algo que sabía que el Gobierno argentino no tiene: un plan. Ofreció una ayuda escrita con el Word pero igual dijo que habrá que mostrar el Excel.

Hasta hoy, Estados Unidos, Japón y Alemania formaron un bloque que se dedicó a rechazar o modificar cada propuesta argentina en el FMI. Fernández cree que, si Washington cambia, sus aliados cederán también. "Si la Argentina cae, la región va a ser menos estable. La recesión en la Argentina no le conviene a nadie en América latina, y ese es el mensaje que envió Alberto a Washington", explica un funcionario determinante del Gobierno. Por lo que se vio hasta ahora, si se siguen la reacción del mercado y las declaraciones de los dirigentes más notorios del oficialismo, el acuerdo sigue tan lejos como estuvo en el arranque de la conversación, hace poco más de dos años.