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Abril de 2024
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Opinión y Actualidad

Violación en grupo: los límites del consentimiento y la manía de cuestionar a la víctima

El ataque sufrido por una mujer en Montevideo trajo nuevamente discusiones sobre el consentimiento y sobre en quiénes se pone el foco en estos hechos que se repiten en todo el mundo.

27/01/2022

Por Marina Abiuso
Para TN

Pasó en Uruguay pero podría haber sido en Buenos Aires, Pamplona, Gualeguaychú o casi cualquier ciudad del mundo: en todas hay antecedentes. Una mujer denunció en Montevideo que fue violada por tres hombres, los médicos que la atendieron constataron la existencia de lesiones compatibles con un ataque sexual. Es la víctima y sin embargo el foco se puso en ella.

La mujer tiene 30 años y salió a bailar con una amiga el último fin de semana. Lo que se sabe es esto: conoció a un hombre, le gustó, decidió irse del boliche con él a un departamento cercano. Decidió también tener sexo con él. Pero mientras estaba manteniendo la relación sexual que sí deseaba, otros dos varones abrieron la puerta y decidieron -ellos, no ella- sumarse. Así comienza una violación.

Sabemos hace tiempo que para el público consumidor de tragedias hay víctimas buenas y víctimas malas. Todavía persiste la sospecha sobre la mujer que sobrevive a un ataque sexual. Quizás ya nadie se anime a preguntar cómo iba vestida, pero el prejuicio es el mismo. “¿Por qué se fue con un hombre que no conocía?”, “¿Se resistió lo suficiente?”.

Sobre el consentimiento

Para poder denunciar que fue agredida, la mujer tiene que declarar todos estos detalles que ahora son de dominio público. Que sí, que ella quería tener sexo. “A eso había ido”, escriben los que opinan gratis en redes sociales. Hablemos entonces de consentimiento.

Consentir es el acto libre de decir que sí. Para que eso exista, tiene que estar presente también la opción de decir que no con la misma libertad. ¿Recibirá golpes si se niega? Hasta hace algunos años incluso no se consideraba la posibilidad de que hubiera una violación dentro del matrimonio. El sexo era un deber marital y punto.

Además de libre, el consentimiento es específico y reversible. ¿Qué quiere decir esto? Un video didáctico en internet lo compara con tomar té: “Que te haya aceptado hoy una taza no quiere decir que puedas llegar mañana a exigirle que tome otra”.

Aceptar tener sexo no es un “vale todo” al deseo ajeno. Si alguna de las partes quiere parar -porque no hay acuerdo en el uso del preservativo, porque no se siente cómoda con una práctica específica o porque ya no siente deseo- entonces hay que parar. No hacerlo es violar.

Querer tener sexo con uno no implica aceptar a todos los que se presenten. Esto, tan obvio, tendrá que demostrar ahora la fiscal uruguaya. Los tres varones (dos adultos y un menor) ya fueron detenidos y liberados, aunque tendrán que someterse a análisis de ADN.

El caso ya es tan resonante que generó declaraciones de Luis Lacalle Pou. El presidente uruguayo reclamó una “sanción ejemplarizante para estos actos que no son propios del ser humano, ni son propios en este caso del género masculino”.

Ninguna “manada”

El término se popularizó por su contundencia y porque esa era el nombre del grupo de chat de los varones acusados en Pamplona por una violación grupal durante las corridas de San Fermín de 2016.

Lacalle Pou dice que no es propio ni de humanos ni de hombres. Pero son humanos, son varones y son un grupo ejerciendo violencia en conjunto. No son animales, no son manada. Claro que no todos los hombres son violentos ni mucho menos violadores. Es una obviedad que aclaro, por si a alguien le hiciera falta. Pero sí es cierto que los números no cierran.

Virginie Despentes, feminista francesa autora de Teoría King Kong y de otros textos donde habla de su propia violación, suele ponerlo en términos muy sencillos: “Si estoy rodeada de amigas violadas, lógicamente tengo que estarlo también de amigos violadores. El hecho de que ellos mismos no se reconozcan como violadores me intriga. No podemos ser tantas víctimas y tan pocos agresores”.

Desde la infancia las mujeres aprendemos medidas de cuidado y estrategias para evitar ser atacadas. ¿Alguien les está enseñando a los varones a no atacar? Parece que primero tendremos que discutir qué es un ataque.

En el caso español, la violación estaba filmada: la grabación la habían hecho ellos mismos y algunos creyeron que era una prueba que los exoneraba probando que no era una violación sino una fiesta sexual de cinco amigos y una chica.

Los jueces interpretaron otra cosa: que arrinconada, borracha e indefensa, la chica estaba simplemente no oponiendo resistencia y tratando de sobrevivir. Eso no es consentimiento.