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Rusia reordena su ofensiva en Ucrania para salir del estancamiento bélico

Moscú desplazó de sus cargos a varios comandantes, dividió unidades de combate en formaciones más chicas y redobló el énfasis en sus fuerzas de artillería.

21/05/2022

Atrapados en una guerra sin final a la vista, los militares rusos están intentando sacar a flote su trastabillante ofensiva en Ucrania, con el desplazamiento de sus cargos de varios comandantes, la división de unidades de combate en formaciones más chicas, y un redoblado énfasis en sus fuerzas de artillería y otras armas de largo alcance.

Hace menos de tres meses, funcionarios rusos y occidentales por igual predecían una victoria relámpago de las fuerzas del Kremlin. Pero tras la muerte de miles de soldados rusos en el campo de batalla y la avalancha de fracasos desde el arranque de la invasión, el 24 de febrero, el presidente Vladimir Putin ha decidido acotar los objetivos de una campaña insostenible y poco realista, por no decir imposible de ganar.

Esa evaluación es compartida por numerosos observadores, entre ellos funcionarios de inteligencia de Occidente y analistas independientes que siguen la guerra de cerca. En Ucrania, dice Mikk Marran, director general del Servicio de Inteligencia Exterior de Estonia, “Rusia está perdiendo militar, política y moralmente”.

“En el campo de batalla, lo que se advierte es que la capacidad bélica convencional de Rusia ya está sobrepasada”, dice Marran. “Las pérdidas en términos de efectivos y equipamiento no son sostenibles al ritmo que observamos hasta el momento.”

A no ser que lance una movilización a gran escala de sus fuerzas militares, dice Marran, “Rusia no tiene solución a la vista”. Y aunque parece que los líderes militares rusos “finalmente están aceptando la realidad”, Putin sigue emperrado en controlar todo lo que hay desde la región del Donbass, en el este de Ucrania, hasta la ciudad portuaria occidental de Odessa, y la autoproclamada república separatista en Transnistria, un desprendimiento de la vecina Moldavia.

“Tal vez veamos la continuidad de una campaña militar que en cierta medida está despegada de la realidad, alejada de cualquier razonabilidad o factibilidad a largo plazo.”

Mientras tanto, el desgaste de la guerra sigue, los avances de los rusos son “desparejos” y “graduales”, según la más reciente evaluación del Pentágono, y varios comandantes de alto rango de las fuerzas del Kremlin han sido despedidos y desplazados de sus cargos. Según el Ministerio de Defensa británico, uno de los desplazados es el teniente general Serhiy Kisel, quien comandó la 1° Ejército de Tanques de la Guardia en su fallido intento por tomar la ciudad de Kharkiv, en el nordeste, y el vicealmirante Igor Osopiv, a cargo de la Flota del Mar Negro cuando las fuerzas ucranianas hundieron la nave insignia rusa, el Moskva. Ese humillante revés para la armada rusa se logró con los misiles antibuque Neptuno de fabricación ucraniana. Desde entonces, desde Kiev, las autoridades redoblaron el pedido de armas similares a sus socios de Occidente.