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Los motivos por los cuales los perros pueden ser muy “sanadores” para los niños

Un estudio publicado asegura que el contacto de los chicos con los animales puede reducir los niveles de cortisol de los niños -la hormona del estrés del cuerpo-.

29/06/2022

Un beneficio inesperado de la adopción de Annie, la perra de 18 kilos y orejas caídas de mi familia, es el efecto tranquilizador que ha tenido en mis hijos. A menudo llegan a casa después de un largo día de colegio y se acuestan en el suelo junto a la cama de Annie, tranquilamente, mientras ella les lame los dedos y las mejillas. O le frotan la panza, tomándose un respiro antes de pasar a la cena y a las tareas escolares y a todo lo que hay que hacer antes de irse a la cama.

Annie es una verdadera inquieta con una energía inagotable, pero su mera presencia en nuestra casa calma a mis hijos de una manera que no me imaginé cuando la trajimos a casa hace más de un año.

Un estudio publicado recientemente arroja luz sobre esa poderosa conexión niño-canino. Descubrió que las sesiones dos veces por semana con un perro y su adiestrador reducían significativamente los niveles de cortisol de los niños -la hormona del estrés del cuerpo- que se medían a través de muestras de saliva. La intervención pareció ser más eficaz que las sesiones de relajación guiada.

"Nuestro estudio demuestra, por primera vez, que las intervenciones asistidas por perros pueden reducir el estrés de los niños, con y sin necesidades educativas especiales, durante un curso escolar normal", afirma Kerstin Meints, profesora de psicología del desarrollo de la Universidad de Lincoln (Inglaterra) y una de las investigadoras del estudio.

En el ensayo aleatorio y controlado de su equipo, publicado en la revista PLOS ONE, participaron 149 niños británicos de 8 y 9 años, neurotípicos y no neurotípicos, que fueron clasificados en tres grupos.

En un grupo, los niños pasaron 20 minutos dos veces por semana, a lo largo de un mes, con un perro entrenado y su adiestrador. Acariciaban al perro durante unos minutos si el perro y los niños estaban dispuestos, hacían algunas preguntas y jugaban. En otro grupo, los niños realizaron ejercicios de relajación durante el mismo período de tiempo sin ningún perro alrededor, haciendo cosas como mover los dedos de las manos y los pies antes de acostarse en colchonetas de yoga para escuchar una meditación guiada. Un tercer grupo sirvió de control.

Los investigadores tomaron muestras de saliva de todos los niños para medir sus niveles de cortisol antes y después de las cuatro semanas de prueba, y también midieron los niveles de cortisol de los niños neurotípicos antes y después de cada sesión. En general, descubrieron que los niños del grupo de intervención con perros tenían niveles de cortisol más bajos que sus compañeros tanto del grupo de relajación como del de control.

"Como adiestrador clínico que trabaja a tiempo completo con un perro de centro, no me sorprende que este estudio arroje resultados tan positivos", dijo Ali Spikestein, coordinador del programa canino Paws and Play del Hospital Infantil Mount Sinai Kravis de Nueva York, que no participó en el nuevo estudio.

Spikestein conoce bien el potencial terapéutico de los caninos, ya que trabaja con los tres goldendoodles (cruza de golden retriever con caniche) de su hospital -Profesor, Amos y Moby- para sentarse y, a veces, acurrucarse con los niños que sufren un dolor importante o que tienen dificultades por el simple hecho de estar en un entorno hospitalario. Sin embargo, dijo que era "emocionante y prometedor" ver un nuevo estudio que analizaba específicamente el papel que podrían desempeñar los perros para calmar a niños sanos en las escuelas.

De hecho, los investigadores y los profesionales de la salud mental afirman que es realmente necesario investigar más sobre cómo pueden ayudar a los niños las intervenciones asistidas por animales de todo tipo. Meints también espera que se realicen más ensayos controlados y estudios a más largo plazo que puedan responder a preguntas sobre la frecuencia con la que los niños deben participar en sesiones de terapia asistida por perros y la duración de las mismas.

También hay grandes interrogantes sobre la importancia de que los niños puedan tocar al perro durante las sesiones, o si basta con que estén en presencia del animal, dijo, y sobre si es mejor la terapia en grupo o individual.

Diferencias entre la terapia canina y la mascota
Por muy tentador que sea para padres como yo extrapolar, hay una gran diferencia entre la terapia canina y el tipo de interacciones imprevisibles que tienen los niños y las mascotas cuando simplemente pasan el rato juntos en casa. (Aunque las investigaciones han demostrado que tener un perro puede ser bueno para el desarrollo psicológico de los niños).

"Hay una diferencia entre un animal entrenado y una mascota doméstica", dice el doctor Arun Handa, psiquiatra del departamento de psiquiatría infantil y adolescente del Hospital Infantil de Filadelfia.

"Dicho esto, no es descabellado que las mascotas del hogar puedan proporcionar algún tipo de consuelo y apoyo".

Independientemente del entorno, hay que enseñar a los niños a interactuar con los perros, y la Academia Americana de Pediatría ofrece a los padres orientación sobre la elección y la convivencia con una mascota familiar. A los niños del nuevo estudio se les recordaba antes de las sesiones que no debían besar, abrazar o amontonar a sus perros de terapia de ninguna manera, y siempre eran vigilados de cerca por los adultos. El equipo buscaba señales de que los perros no estaban contentos, como lamerse la nariz, apartar el cuerpo o la cabeza o bostezar repetidamente, y ponía fin a cualquier sesión en la que los perros parecieran cansados o no quisieran seguir participando.

Puedo dar fe de que en mi propia casa, ese tipo de entrenamiento es continuo. A veces, tengo que recordar a mis hijos que den a Annie su espacio; otras veces, es ella la que necesita que se lo recuerden. Pero la mayoría de las veces, mis hijos y mi perro parecen compartir un entendimiento emocional que no puedo evitar sentir que es bueno para ellos.

"Los animales proporcionan este amor incondicional", dice Handa, "y vienen de un lugar de apoyo sin prejuicios”.

Fuente: diario Clarín.

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