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Locales

La vida por el prójimo: la Aldea San José

En la ciudad de Loreto, dos monjas se dedican a cuidar y ayudar a adultos mayores en estado de abandono. Una historia conmovedora sobre contención y amor.

24/08/2016

En la ciudad de Loreto hace 40 años dos hermanas religiosas de una congregación trabajan incansablemente junto a un pequeño grupo de voluntarios para cuidar de quienes mas lo necesitan: abuelos que fueron abandonados. Al lugar se lo conoce como “la aldea”.

En este lugar las hermanas se ocupan de cuidar y ayudar a 21 abuelitos que están viviendo en el lugar. Es por esto que necesitan la colaboración de todo aquel que quiere ayudar. La Aldea siempre está abierta para recibir gente que quiera conocer todas esas conmovedoras historias que alberga.

El periodista Victor Gauna fue al lugar y en el informe para Noticiero 7 cuenta alguna de ellas.

“Algunos no tienen familias, otros tienen y de vez en cuando los visitan. Aquí reciben atención médica. Muchos tienen problemas de ACV, otros están superando problemas con el alcohol, y nosotras los ayudamos en todos los aspectos”, comienza relatando la hermana Lucrecia.

-¿Que se siete trabajar con estas personas?

-Fundamentalmente alegría, porque llega la noche y estás cansada pero es porque hiciste algo buerno por ellos. Y por otro lado, esto se convierte en una familia, porque festejamos las fiestas, cumpleaños, y también alabamos a dios todos juntos, siempre. Es impresionante como ellos nos ayudan y como nos hacen sentir bien a nosotros. Ya somos parte de esto.

“Estamos contentos de que vengan a visitarnos. Aquí hacemos el matecocido y comida para todos. Son mi familia, todos nos queremos”, comenta uno de los abuelitos del lugar.

Lidia es una abuelita que “hace 16 años y un mes” -como ella misma lo recuerda- que vive ahí. Antes de la Aldea vivía enferma y sola en Ayuncha. Hoy se siente bien pero siempre recuerda su hogar.

Hay muchas historias en la aldea San José que valen la pena ser conocidas. Algunas de superación y otras tristes. La de Filomeno es una de ellas: fue encontrado por la policía en la ruta. Había sufrido un ACV. Recién cobraba su jubilación y ya se la habían robaron. Cuando llegó, las hermanas lo recibieron, lo higienizaron y quedó reluciendo sus hermosos ojos azules.

Por otro lado se encuentra Monti, quien tiene 96 años, hace 22 años que esta en la aldea, no toma medicamentos (salvo las gotas para humedecer la vista), y “fuma como equeco”. Es todo un caballero: les hace regalos a las hermanas, como llevarles galletitas para el día de la mujer y todos los domingos aparece con una sorpresa como huevos de gallina, revistas, o florcitas.

Todo aquel que quiera colaborar puede acercarse a La Aldea en la calle 9 de Julio y Reston Omar Daher, en la ciudad de Loreto, o también pueden comunicarse con la hermana Lucrecia al 3855056617