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El Papa recibió a la reina Máxima y al rey Guillermo Alejandro

En un clima muy familiar, Francisco recibió a los soberanos en la Biblioteca del Palacio Apostólico.

22/06/2017

En un clima de gran familiaridad vista la presencia de una compatriota, por primera vez en la historia el Papa recibió hoy en una audiencia de Estado a los soberanos de Holanda , el rey Guillermo Alejandro y su consorte argentina, la reina Máxima. Junto a ellos mantuvo una reunión a puertas cerradas de 35 minutos en la Biblioteca del Palacio Apostólico, en la que se habló de la actual situación internacional, marcado por conflictos, la cuestión del clima, la pobreza y la migración.

"¿Cómo le va?", saludó el Papa, en porteño y muy sonriente, a la reina Máxima , que al estrecharle las manos hizo una pequeña reverencia y le dijo: "Su Santidad, encantada de volver a verlo".


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Máxima y Guillermo habían saludado por primera vez a Francisco siendo aún príncipes herederos, el 19 de marzo de 2013, cuando Jorge Bergoglio asumió el pontificado. Volvieron a verlo el 16 de abril de 2016, ya siendo reyes, en una audiencia privada en la que también estuvieron sus tres hijas, Amalia, Alexia y Ariane. Tanto hoy, como en esa ocasión, la reina Máxima siguió al pie de la letra la etiqueta del Vaticano y vistió de riguroso vestido negro, largo, con los brazos cubiertos y la cabeza también cubierta con una mantilla. Aunque existe la norma que indica que la reinas católicas no están obligadas a usar el negro debido al llamado "privilege du blanc", dispensa papal que se otorgó a la Reina de España y que luego se extendió a otras monarquías católicas, los Países Bajos -país protestante- quedaron fuera de ese privilegio. Es más, para casarse con el rey Guillermo, Máxima Zorreguieta, criada en el catolicismo, debió convertirse a la reforma protestante, entre otras obligaciones.

El Papa recibió a los monarcas de los Países Bajos en la Sala del Tronetto, antesala de la Biblioteca, minutos antes de las diez de la mañana. "¡Su Santidad, gracias! ¡Qué fantástica bienvenida!", saludó el rey Guillermo Alejandro, en inglés. "Buen día, buen día", agregó, sonriente, en español. Acompañados por una amplia delegación, Guillermo y Máxima habían sido escoltados hasta allí, en una tradicional procesión por los salones de la Segunda Loggia del Palacio Apostólico, en medio de un clima solemne, por gentilhombres del Vaticano. Antes, como suele ocurrir en las visitas oficiales, monseñor Georg Ganswin, prefecto de la Casa Pontificia, los había recibido junto a un piquete de los Guardias Suizos en el Patio de San Dámaso. La reina Beatriz de Holanda, madre de Guillermo Alejandro, fue la primera soberana de los Países Bajos que fue recibida, pero en forma privada, no oficial en el Vaticano, por Juan Pablo II, en 1985.

"Bienvenidos", les dijo el Papa a los reyes, cuando ya se encontraban los tres sentados ante él en su escritorio de la biblioteca del Palacio Apostólico, junto a un intérprete. Fiel reflejo de un clima familiar, entonces el Papa le preguntó a Máxima por sus tres niñas. "Están esperando las vacaciones", comentó la reina, siempre en castellano y dando ulteriores detalles del año escolar que están terminando, según pudo oír esta corresponsal, que fue parte del restringido pool de periodistas presentes.

Luego de un encuentro a puertas cerradas de 35 minutos, el Papa saludó al resto de la delegación, que incluía el canciller holandés Bert Koenders y el ministro para el Comercio Exterior y la Cooperación Internacional, Lilianne Ploumen. Los reyes de Holanda también están cumpliendo una visita oficial a Italia que culminará mañana.

A la hora del intercambio de regalos, los soberanos holandeses soprendieron al Papa con un estupendo jarrón de tulipanes amarillos y blancos. "Estas son flores de Holanda. No sólo las donamos para Pascuas, sino que si se plantan pueden resistir y será un honor para el pueblo holandés que estén en el Vaticano", explicó el rey Guillermo, en inglés.

A su turno el Papa les regaló un antiguo medallón romano con la imagen de San Martín de Tours que con su capa lo cubre a un pobre, una copia de su mensaje mundial para la Jornada Mundial de la Paz - "firmado especialmente para usted", le dijo al rey-, y sus tres documentos más importantes: la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, la encíclica Laudato Sí y la exhortación apostólica Amoris Laetitia. "Le agradecemos mucho estos documentos", dijo Máxima. Antes de despedirse, fiel reflejo de un clima muy distendido, el Papa volvió a charlar unos minutos con la pareja real. Al saludarlo, luego, en castellano, Máxima, elegante y sonriente, volvió a hacer una pequeña reverencia.

"La visita de Estado a la Ciudad del Vaticano subraya las relaciones bilaterales y multilaterales entre los Países Bajos y la Iglesia católica. El papa Francisco representa 1,2 mil millones de fieles de la Iglesia católica", recordó un comunicado de la Casa Real. "En todo el mundo la Iglesia está insertada en el tejido social local. De esta posición especial puede dar una contribución diplomática a los desafíos sociales internacionales como los conflictos, el clima, la pobreza y la migración", agregó.

Después de ver al Papa los reyes se reunieron también con su segundo, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado. Los monarcas, que comenzaron su visita oficial por la mañana en la Iglesia de los Frisones, un templo que se remonta al año 1140, muy cercano al Vaticano, donde desde el siglo VIII solían reunirse los peregrinos provenientes de los Países Bajos (donde se estima que hay un 24% de católicos), la terminaron con una sorpresa.

El superior de los jesuitas, el sacerdote venezolano Arturo Sosa, le entregó al rey Guillermo un bastón de mando que se le atribuye a Guillermo de Orange. Según la historia los católicos españoles se adueñaron de este bastón después de su victoria sobre los rebeldes holandeses protestantes en la batalla de Mookerheide, en 1574. Si bien el bastón se encuentra ahora en un convento jesuita de Cataluña, el en una ceremonia en la Biblioteca le fue prestado temporariamente al rey Guillermo para que sea exhibido en el museo nacional militar holandés de Soesterberg a partir de abril del año que viene hasta octubre, en el marco de una muestra sobre Guillermo de Orange.