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La batalla campal en Tucumán dejó nueve estudiantes detenidos y cinco policías heridos

La Policía había montado un operativo preventivo pero fue desbordada por la aparición de marchas no anunciadas.

16/09/2017

Tucumán - Un violento episodio protagonizado por estudiantes secundarios volvió a generar caos en Barrio Norte. Esta vez, el enfrentamiento fue protagonizado por chicos de establecimientos privados y públicos. Fueron detenidos nueve jóvenes, entre ellos dos chicas de 15 años, y al menos siete uniformados terminaron lesionados. Los problemas más graves se suscitaron en la esquina de 25 de Mayo y Santiago del Estero, a metros de donde fue asesinado Matías Albornoz Piccinetti (17) durante un encontronazo entre adolescentes, en un hecho que ocurrió en mayo pasado.

Según explicó el comisario Ricardo Fresneda, jefe de la Guardia Urbana, se habían destinado unos 70 efectivos para cuidar tres marchas: las del Colegio Nacional, la Escuela de Comercio y el Santa Catalina. “Hubo otras marchas que no estaban anunciadas y por lo que no pudimos hacer un plan de prevención”, señaló.

Según explicaron los responsables de la fuerza, el diagrama del operativo era que un grupo de policías se parara al frente de la marcha para cortar el tránsito, otros se quedaran en la parte del medio para evitar conflictos y los últimos se ubicaran atrás, para ir apurando el paso. Sin embargo, en un momento tuvieron que pedir refuerzos.

Al parecer, los encontronazos empezaron en Muñecas y Santa Fe, al frente de la Plaza Urquiza, cuando se encontraron la mayoría de los establecimientos. Allí comenzaron a volar botellas, piedras, naranjazos y golpes de puño. Las corridas se extendieron hasta 25 y Santiago del Estero.

“Hubo un cruce entre los alumnos del Colegio Nacional y la Comercio. Ahí se generó todo. Al verse superados los 70 policías, se sumaron 40 más de Guardia Urbana, Infantería, 911 y seccional 1°. Hubo cinco policías lesionados, dos de ellos con lesiones en el ojo derecho, producto de un botellazo y un golpe de puño. Es incomprensible que un menor de edad le aplicara un golpe de puño a un uniformado”, relató Fresneda. Ambos son agentes recién ingresados a la fuerza que hicieron las respectivas denuncias.

Siete menores de edad y dos mayores fueron trasladados a la seccional 1° por haber participado de los incidentes. La Justicia dispuso que todos fueran liberados y, en el caso de los más chicos, sean entregados al cuidado de sus padres. Sin embargo, según consta en las actuaciones policiales, a algunos se les hicieron análisis porque presentaban “signos de haber consumido alcohol”. Todos viven en la capital, pero no trascendieron sus colegios. “La mayoría de ellos estaban consumiendo alcohol y fueron agresivos, no sólo contra la policía sino contra las personas con las que se cruzaban. Por los bares por los que pasaban, volteaban mesas y sillas. Nos sorprende la actitud vandálica de estas personas que, se supone, son estudiantes”, indicó Fresneda.

“Las autoridades de los establecimientos cuyos alumnos generan problemas se enojan con los efectivos cuando los demoran por incidentes -agregó el comisario-. Sin embargo, esas manifestaciones no cuentan con la participación de directivos o padres para que los controlen”, dijo.

Testigos de la escena

“Eran muchos chicos. Pasaron por acá corriendo. La Policía llegó rápido. Para mí, estas situaciones no se pueden permitir más, es culpa de los mayores. Siempre terminan mal”, comentó Julio Astrada, comerciante de la calle 25 de Mayo. “Yo vi que venían muchos policías. Un hombre cruzó una camioneta acá al frente para evitar que dos grupos se cruzaran. Eran varios los mayores, quizás padres o directivos, que intentaban evitar una pelea. Yo vi pasar una caravana del colegio Normal tranquila”, advirtió Santiago, quien trabaja en un local de fotocopias.

“Todos los viernes hay peleas. Dejé de venir estos días, hoy (por ayer) vine porque hacía frío y se vende un poco más. Pero es terrible lo que pasa, vienen tomando alcohol siempre. Y las chicas toman más que los hombres. Cuando estaban los videojuegos, se peleaban a sillazos”, señaló Martín Rodríguez, vendedor de praliné.

Fuente: La Gaceta