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El padre Julián Ruiz se defendió de la denuncia por abuso

"No sé qué está pasando, o quién desea hacerme daño", aseguró el religioso.

25/05/2015

"No sé qué está pasando, o quién desea hacerme daño. Sólo debo decirle que todo lo concerniente a la denuncia es mentira, falso. No abusé del muchacho. Es un joven que necesitaba contención, ya que al parecer dada su presunta condición de gay era muy maltratado por su madre en la familia".

Sereno y pausado, ayer el padre Julián Ruiz se defendió de una denuncia por abuso sexual, proveniente de un joven de 17 años, con residencia en el barrio Triángulo, de Monte Quemado, departamento Copo.

"Lo conocí a mediados del 2014", reveló el religioso. "Un día me dijo hola. Al principio no respondí, ya que no lo hago con los mensajes que llegan sin tenerlos agendados", explicó Ruiz.

"¿De dónde sos?"
"En el caso de este muchacho la característica era de la zona. Pregunté ¿quién y de dónde sos?. "De Monte", respondió. "¿Quién sos y quién te dio mi número?", repreguntó Ruiz.

"Le contesté soy José, soy profesor y tengo otras actividades; él me explicó que marcó un número al azar y le salió el mío. Necesito hablar con alguien, ya que estoy muy mal en este momento, dijo", recordó el sacerdote.

Entonces, Ruiz lo invitó a explayarse. El joven le habría relatado: "Estoy muy mal. Hace poco falleció mi abuela. Ella era la única que me escuchaba y entendía. En mi casa nadie me entiende".

Ahondó Ruiz: "El chico me contó poco de su familia, pero lo suficiente como para destacar que sus papás lo tenían muy controlado. Creo que más allá de no confiarles su aparente elección sexual (gay), su madre lo advertía y ella era muy dura con él".

"Me hacen sonar mucho"
En ese diálogo, según el sacerdote, el joven le confesó: "En mi casa me hacen sonar mucho. Mi mami me maltrata mucho". Ahondó que debido a las crisis solía escaparse y refugiarse en casa de sus abuelos.

A criterio del sacerdote, "así como este joven, hoy hay muchísima gente que se me acerca en busca de consuelo y consejos. Sabe, esta cuestión del muchacho les conté a mis catequistas. A todos nos asombra que muchos jóvenes hoy confíen sus dramas a extraños".

Fue mucho más allá: "Días atrás hablé casi dos horas con un joven que se asumía drogadicto. Le dejé en claro que antes que nada era persona y que Dios nunca dejará de quererlo por nada. Ese aparente estigma hoy es un flagelo en muchos sectores de la sociedad", interpretó.