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Revista

Ni sano, ni estético: no te muerdas las uñas

Aunque sólo un 10% de la población adulta padezca esta manía, no es excusa ni justificación.

27/08/2014

Sólo aceptamos este (mal) hábito cuando no haya ni una sola galleta de chocolate en la despensa. Hasta que eso ocurra y viendo la cantidad de inconvenientes estéticos y saludables que provoca, se te van a quitar las ganas de llevarte la uña a la boca.

¿Dar la mano a alguien y que vea esas uñas? ¿Comer en público con ese accidente en las manos? ¿Acudir con ese estropicio a una entrevista de trabajo? ¿Que te pregunten por qué tienes así las uñas? Son algunas de las situaciones más bochornosas que este hábito tan dañino nos puede hacer protagonizar.

El rechazo estético de la onicofagia, acción de comerse y morderse las uñas, puede ser alarmante, tanto para uno mismo como para los demás. Tener un físico presentable, cuidado y limpio pasa también por gastarse unas uñas decentes. Las manos son la parte del cuerpo que más utilizamos a lo largo del día y bien podrían ser nuestra carta de presentación. Igual que cuando vemos unas manos o uñas sucias pensamos automáticamente en las dotes poco higiénicas de la persona propietaria de semejante barrizal, tener restos de uñas entre las manos por sufrir espasmos caníbales produce rechazo inmediato.

La onicofagia en un niño puede ser entendible, de hecho esta enfermedad la sufren más de un 45% de niños en España, pero ver este desagradable hábito en una persona de 30 años vestida de traje es altamente repugnante. Aunque sólo un 10% de la población adulta padezca esta manía, no es excusa ni justificación.

A nivel estético puede provocar verrugas, callos y durezas muchas veces insalvables. Al tratarse de un hábito, su repetición diaria y constante va creando en la carne una determinada forma e impidiendo que la uña nazca con normalidad y en el curso natural: lisa y hacia arriba.

La realidad estética más cruel que provoca la onicofagia es el daño ocasionado a la cutícula y a la matriz de la uña que, una vez dañadas, es imposible volver a reconstruirlas, de manera que la uña nacerá con distrofia, estriada y lo más importante: puede no cubrir toda la zona y generar infecciones difíciles de tratar.

Este hábito puede provocar que la zona que rodea a la uña se vuelva amoratada o rojiza, dando la sensación de unas manos insanas .

Las razones de padecer onicofagia están relacionadas con el estrés, la ansiedad, el nerviosismo, la depresión, la angustia y la inseguridad. Durante unos segundos nos mantiene entretenidos y así evitamos pensar en otras cosas, pero no somos conscientes del daño que hace a la salud, ya que también provoca problemas en la mandíbula y en los dientes, desgastándolos en exceso.
Concretamente, una cuarta parte de los pacientes que presentan problemas en algunas articulaciones mandibulares tiene que ver con la onicofagia.