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Crismanich: "Ahora me tengo más fe para llegar a Río 2016"

Luego de superar tres lesiones graves en tres años, el taekwondista está listo para el Preolímpico de Aguas Calientes.

08/02/2016

Sebastián Crismanich es de esos tipos que no rezongan por lo que les toca vivir, por más que venga una racha nefasta, con tres lesiones graves en tres años, como le sucedió a él. La última, la fractura de tibia y peroné con desplazamiento que sufrió en marzo del 2015, lo dejó 11 meses sin competencia, y creó dudas sobre su presencia en los Juegos de Rio 2016 .

Pero el correntino rescata lo positivo. "Ahora siento que soy mejor persona y deportista. Cuando te pasa una lesión así, atravesás muchos estados de ánimo: incertidumbre, tristeza, esperanza, ansiedad. El mundo parece que se te viene encima, pero si lo superás, te fortalece. Y yo lo hice gracias a un gran trabajo de equipo", cuenta, emocionado, luego de volver a la acción y lograr la medalla de bronce este fin de semana en el Abierto de Estados Unidos realizado en Reno, Nevada.

-¿Cómo te sentiste?

-Física y mentalmente me sentí muy a gusto. A medida que pasaban los combates me fui notando mejor y encontrándome conmigo mismo, que era lo que quería. El objetivo era entrar a pelear sin pensar en la pierna y lo logré. La lesión ya es algo del pasado. Pude concentrarme en lo planteado y, desde lo técnico y lo táctico, se vio reflejado lo que buscamos.

-Hubo una patada en la pera de Wilson que te debe hacer sentir una gran confianza, ¿no?

-Cada acción que uno intenta, con este grado de dificultad y sobre todo el conectarla en un momento preciso, con un marcador adverso para dar vuelta un score, como me pasó con el estadounidense, te llena de confianza, te das cuenta de que estás mejor, que vas por el buen camino. Noto que todavía tengo el fuego en mi cabeza y eso es importantísimo. Me ayuda a seguir encadenando otras técnicas que vengo desplegando en esta etapa para que vean otra versión y no sea tan fácil estudiarme de cara al Preolímpico.

-¿Y emocionalmente cómo viviste este retorno?

-Lo viví con alegría. También con nervios como si fuera un nuevo debut. Es mucho tiempo sin competir y uno tiene miedos, que fui superando con las charlas con mi psicólogo. Por suerte fuimos de a poco, en lo físico, lo técnico y lo mental. Pero pude disfrutar el regreso, sobre todo porque las cosas salieron como queríamos. La verdad es que me siento mejor de lo esperado a este punto, llegaremos muy bien a marzo.

El 11 y 12 de ese mes llegará la hora de la verdad para Crismanich. Las lesiones no le permitieron clasificarse aún a Río 2016 y su última chance es en el Preolímpico de Aguas Calientes, en México. "Hay una plaza, es a todo o nada, pero ya venía con confianza y ahora me tengo más fe que antes para clasificarme a los Juegos y poder defender el oro olímpico", cuenta.

-Te retiraste del torneo sin disputar la semifinal. ¿Por qué?

-La inactividad y esta etapa de cargas hicieron que tuviera sobrecargas en los gemelos y eso me generara calambres. Entonces preferimos retirarnos del torneo porque es de preparación y no llegamos buscando medallas sino buenas sensaciones. Cumplí el objetivo de sentirme como quería. Ahora se viene la etapa final, con otro torneo esta semana en Canadá. Vamos despacio, paso a paso, superando obstáculos para llegar bien a México. Tengo mucha ilusión de estar en Río y volver a pelear otra vez por una medalla.

Crismanich ya está en Canadá, pero no se olvida de Argentina y de su tarea social que sigue en Corrientes junto a Weber Saint Gobain, su sponsor. "Estamos en camino a mejorar la infraestructura a un comedor en Las Palmiras, un paraje a 60 kilómetros de la capital correntina. Ahí está el mayor foco de desnutrición de la provincia y es indispensable ayudar", contó, con la mirada más allá del tatami.