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Abusos a menores: violencia y ciberacoso

Bullying y grooming; dos fenómenos latentes, relacionados a la escuela y a las redes sociales, preocupando a la sociedad. Especialistas en psicología desarrollan ambas temáticas, destacando a la comunicación entre padres e hijos como principal medida de prevención.

22/08/2016

Por Lourdes Suarez Torres

Para Diario Panorama

Ambos son tipos de violencia. El término bullying hace referencia al acoso escolar, al ejercicio de violencia entre grupo de pares, donde uno de los integrantes se vuelve depositario de todo el maltrato a través de distintos tipos de violencia.

Por otra parte, y muy ligado al abuso de poder, fundamentalmente al uso de las redes sociales informáticas, se encuentra el otro fenómeno que se está haciendo cada vez más visible a raíz de los actos de abuso sexual: el grooming.

Este concepto hace referencia a un nuevo problema relativo a la seguridad de los menores en Internet, y consistente en acciones deliberadas por parte de un adulto el cual busca establecer lazos de amistad y generar un vínculo emocional con un niño o adolescente a través de Internet, con el objetivo de obtener una satisfacción sexual mediante imágenes eróticas o pornográficas del menor o incluso como preparación para un encuentro sexual consentido.

Los psicólogos especialistas en niños y adolescentes, Leandro Peiretti (MP 312) y Gisella Migliorini (MP 537) dialogaron con Diario Panorama sobre ambas problemáticas, dejando en claro algunas cuestiones que todo padres o adulto debe tener en cuenta a la hora de afrontar estos tipos de violencia con sus hijos, desde la prevención, hasta cómo proceder en caso de que esto efectivamente ocurra.

¿Bullying y acoso escolar son lo mismo?

“El acoso escolar ha existido siempre, y seguramente todos hemos vivido o presenciado una situación de esa índole en algún momento de nuestra vida escolar”, comienza la lic. Migliorini al tiempo que reconoce que es una temática que tiene muy sensible a todos últimamente, y esto nace de la preocupación que surge a raíz de los casos extremos de violencia que trascienden.

Sin embargo, el término bullying representa una categoría superior de violencia, y tiene sus particularidades:

·que las intimidaciones sean persistentes

·existe un abuso de poder desde el victimario para con la victima

·puede ser violencia verbal, física, psicológica y cyberbullying

·por lo general se comienza con la agresión verbal y continua de otras formas

Además, la licenciada aclara que no debemos confundir las burlas y peleas propias del ámbito escolar entre niños, los cuales entrarían dentro del parámetro de lo “normal” con estos actos de violencia con estas características marcadas.

¿Cómo identifico a una víctima de acoso?

Es importante hacer una diferenciación entre dos tipos de víctimas: el que denuncia abiertamente que sufre de violencia, y por otro lado el que -por temor- no lo hace.

“Todo niño/adolescente que recibe cualquier tipo de violencia presenta signos (variados, particulares), fácil o difícilmente asequibles por sus padres”, explica el licenciado Peiretti, al tiempo que enumera una serie de conductas puntuales que por lo general se observa en los chicos violentados:

·el niño empieza a estar mas callado e introvertido y se encierre más

·se vuelve más irritable y ansioso

·no quiere ir a la escuela o directamente no va

·no participa en actividades extracurriculares, como ir a cumpleaños, eventos

·se encuentra alejado del grupo, no habla de los compañeros, ni cuenta nada de lo que sucede en la escuela

·siente angustia, tristeza por algún motivo del que no habla

A esto, la licenciada Migliorini le suma la baja autoestima que presentan estos niños, la cual los vuelve más vulnerables al acoso.

Los niños que callan

La principal solución que plantean ambos especialistas tiene que ver con la comunicación entre padres e hijos. Que exista una confianza más allá del vínculo en donde el menor se sienta cómodo de poder expresar sus vivencias y recibir contención en lugar de reto o desafíos (como por ejemplo decirle que responda a las agresiones o “que se defienda solo”).

“En el caso de estos niños la situación es mas peligroso, porque llevan guardando toda esa angustia por dentro y uno no sabe cuando o de qué manera eso va a hacer eclosión, es por esto que es fundamental el diálogo”, plantea el lic. Peiretti, agregando que la manera de llegar al niño es a través de estrategias para que ellos lo digan. “El adulto se tiene que acercar, no esperar que de la nada vengan a contarlo, porque no es fácil”.

¿Cómo se procede en el caso de identificar el maltrato?

La escuela: es el organismo que tiene lugar de autoridad y además es el escenario donde se manifiesta la violencia, por lo tanto tienen la obligación de intervenir dando una respuesta ante la denuncia, a través de un diagnóstico e investigación. Esta investigación la pueden llevar adelante desde los profesores mismo -quienes deben estar capacitados al respecto- o desde el gabinete psicológico.

“No hay formas mágicas para solucionar este problema”, comienza la licenciada Migliorini, mientras explica alguna de las herramientas que tiene la institución para afrontar estos casos: principalmente desde la prevención, haciendo talleres, dialogando con los alumnos, reuniendo a los padres.

En casos puntuales, se llama a los padres de victimarios, buscando previamente la conciliación entre los niños. Muchas veces los niños que hacen bullying son aquellos que viven violencia en la familia, con escasa posibilidad de vinculación social, entonces quieren ejercer poder acosando a otro mas débil.

Hay que tener en cuenta, también, que ante el auge del concepto hay muchos menores que afirman sufrir acoso cuando esto no es del todo cierto. En esos casos, explica Peiretti, la escuela también debe investigar y dar respuesta, como así también se debe alertar a los padres sobre esto, ya que -aunque no sea verdad- si el niño denuncia es porque existe algo mas allá de lo que se percibe que no está bien y requiere atención.

Cuando la escuela no responde

En el caso de que la institución no brinde una respuesta o un acompañamiento que se requiera, lo que corresponde principalmente -al tratarse de un caso de violencia- es la presentación en la policía para que luego se materialice en distintas instancias. “Lo ideal no es llegar a eso, la escuela debe tener sus propios mecanismos reguladores, y tener las herramientas para garantizar que esto no pase, y en caso de que pase, saber cómo proceder desde la institución”, explica el licenciado Peiretti, quien es Psicólogo del Poder Judicial de Santiago del Estero.

Grooming emergente: el ciberacoso

Se denomina Grooming a las acciones de un adulto vía Internet para ganarse la confianza del menor y generar vinculo emocional que le permita efectuar un abuso sexual consentido.

“Es importante tener en claro que no está bien de ninguna manera que un mayor de edad mantenga relaciones sexuales con un menor, aunque sea consentido, porque la víctima de acoso no está en igualdad de condiciones que el adulto, y esto en la psiquiatría tradicional tiene un nombre: pedofilia”, especifica Leandro Peiretti.

Relaciones sexuales consensuadas

La gravedad de este tema tiene que ver con el abuso psicológico que ejerce el mayor sobre la víctima desde un principio, lo cual le genera la falsa idea y les hace creer que ellas -las víctimas- han querido efectivamente entablar este vínculo, cuando en realidad son nada más que víctimas de la manipulación del adulto.

“Los menores de edad no tienen la madurez ni la condición necesaria para elegir, están siendo victimas de un engaño, aunque crean que esto los atrapa. El adulto abusa de la confianza y de los recursos intelectuales que tiene para manipular emocionalmente a una criatura y jugar con sus emociones e ilusiones que termina en abuso sexual, incluso cuando es consentido, sigue siendo abuso, porque la victima no esta en igualdad de condiciones, hay una asimetría muy grande que tiene que ver con una madurez intelectual con otra psicosexual que le quita las posibilidades de elegir”, explica Peiretti.

Prohibirle las redes, ¿la solución?

“Es imposible mantenerse al margen de las características de la época. Las redes, el Internet y la informática son características de ésta época, es obvio que todos los niños van a querer tener acceso, sino quedan por fuera de un sistema que lo van a necesitar a futuro para hacer tareas del colegio, trabajar más adelante, y prohibirlas no es la solución”, afirma el licenciado.

Es importante entender que los tiempos y los niños han cambiado, y la única solución para esto es la comunicación y el diálogo entre padres e hijos. En esto coinciden nuevamente ambos especialistas, quienes sostienen que los padres deben explicarles desde niños los riesgos y peligros que pueden existir por detrás de la computadora, sin tapujos, hacerlos entender.

Sin embargo, esta comprensión debe ser medida. La función del padre, además de acompañar y contener es limitar y controlar.

Estos limites deben referirse, por ejemplo al tipo de redes que se puede usar, los horarios para acceder, y tener en cuenta la diferencia de edades. La política debe ser diferente para el niño de 8 (por ejemplo) al del adolescente de 15. Debe tener un lugar de supervision pero de a poco dar lugar a la intimidad o a la vida privada del hijo.

Por otra parte, la licenciada Migliorini explica que también se pueden utilizar algunas herramientas para verificar quién está del otro lado del chat. Una de las formas es a través de la videollamada; el uso de la cámara para ver efectivamente con quién se chatea.

Además, sostiene, se pueden evaluar patrones de seguridad: “El padre no puede prohibir tener redes, porque hoy en día es muy fácil acceder a ellas y no hay forma de controlar si el niño/adolescente tiene una o no, porque puede crearse una cuenta desde otro celular, en otro lado fuera de la casa, pero sí puede, desde el dialogo, enseñar. La prohibición atrae más, por lo tanto, no es la solución”, finaliza.

¿Cómo acompañar a las víctimas de ambos tipos de acoso?

Parece sencillo y mágico, pero el diálogo y la información es la solución en ambos casos, siempre desde la prevención. Ambos especialistas coinciden al momento de especificar que la comunicación y la confianza entre padres e hijos es fundamental.

Que los menores sepan que pueden contar con ellos y se sientan abiertos a confesar sus vivencias no es tarea fácil, por eso hay que comenzar desde muy chicos: “Si se inicia un proceso de comunicación desde muy chicos, donde uno aprende a dialogar de todo con los hijos, a responder preguntas y exponer peligros, es mas sencillo que ellos cuenten cuando empiecen a desconfiar o suponer que algo podría estar mal, o también cuando se entusiasman de más”, expresa Peiretti.

“El apoyo psicológico es fundamental, desde la casa, con los padres y los hermanos mayores, hasta los profesionales”, sostiene Migliorini, quien explica -además- que muchos padres creen que no pueden mandar a sus hijos a terapia por no contar con algún tipo de cobertura. Ante esto, es importante que sepan que en los hospitales públicos existen especialistas a quien recurrir; es decir, hay maneras de afrontar estas situaciones.

También es importante tener en cuenta que en los niños las marcas que dejan cualquier tipo de maltrato son muy significativas, y si bien se resuelven de algún modo, pueden quedar marcas que se conocen como injurias narcisistas que van a tener consecuencia directa en la subjetividad del mismo y determinarán su desarrollo.

“Siempre que se note algo extraño, es necesario recurrir a la policía y denunciarlo, porque es una situación delicada y peligrosa”, explica el licenciado del Poder Judicial, al tiempo que agrega ,la importancia de fomentar o impulsar los beneficios que tiene el dialogo cara a cara: “Marcarles que las redes son máscaras, que permiten muchas cosas, pero explicar la importancia de contactarse con el otro desde la mirada y demás cuestiones que no están contempladas en las redes sociales y en la informática pero sí tengan que ver con las subjetividad de cada uno”.

“Toda crisis es una buena oportunidad para poner en ejercicio el diálogo y la palabra. Estos casos tienen una historia detrás y está bueno que el padre con el hijo puedan ver cuál es y por qué se llega a esta situación, siempre juntos en el camino”, finaliza.