Para obtener las cautelares el empresario utilizó la firma de su abuelo muerto como garantía a modo de "contracautela".
Se reveló que el empresario Luis Manuel Pericás falsificó la firma de su abuelo muerto para obtener las cautelares.
Para lograr esas medidas Pericás debía presentar una garantía a modo de "contracautela" y puso una propiedad supuestamente valuadas en $3 millones de un tercero fallecido.
El procedimiento irregular, al no poder una persona muerta firmar la presentación, dio inicio a los embargos en Tucumán.