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Espías, un quiosco sospechoso y llamadas entre las pistas del Caso Nisman

El fiscal Eduardo Taiano analiza un misterioso quiosco de diarios, llamadas entre agentes de inteligencia, la débil seguridad en el barrio y el verdadero rol de Lagomarsino.

12/11/2017

Un misterioso quiosco de venta de diarios ubicado en la esquina de las calles Aime Paine y Azucena Villaflor, de barrio Puerto Madero, frente al edificio Le Parc, donde residía Alberto Nisman; es una de las pistas que sigue hoy el fiscal que investiga el homicidio, Eduardo Taiano.

¿Por qué la sospecha? Se trataba de un quiosco sencillo, que cerró al día siguiente de la muerte de Nisman. Los vecinos, como Jorge Pierrestegui, dijeron que les llamaba la atención que siempre tenía poco material para vender y que el diariero era un hombre muy formado.

"Una persona muy por encima de la media de lo que puede ser un vendedor de diarios, muy formado en política o economía", dijo.

Según publicó La Nación este domingo, el quiosquero volvió a los seis meses sin razones claras. Y volvió a desaparecer. Otros dos vecinos dijeron lo mismo, que el hombre que atendía era muy parco. Pero las sospechas se acrecentaron cuando el gobierno porteño informó que el puesto no tenía ningún permiso. ¿Se trataba de un espía que observaba los movimientos del fiscal?

A esto se suma otra sospecha. En ese edificio, con un puesto de diarios fantasma, vigilado por efectivos de uniforme y de civil y por una agencia de seguridad privada que no mantenía la tecnología de vigilancia, se cortaba la luz a cada rato. Estos eventos ocurrieron en los días previos y posteriores al crimen. Tres vecinos recordaron esos cortes (uno el fin de semana de la muerte, otro dijo que una semana después y otro dos días antes), pero en la causa hay un informe de Edesur que señala que hubo reclamos.

En el edificio Le Parc donde vivía Nisman, estaban fuera de servicio 15 cámaras de seguridad, la alarma perimetral no funcionaba desde hacía un año al momento del crimen y los vecinos habían sido objeto de robos en sus departamentos. A eso se suma que parte de la información del teléfono celular y de la notebook de Nisman fue borrada con un sistema seguro y que su sistema de Wi-Fi fue alterado para cambiarle la clave.

Espías

Taiana investiga una entramada red de relaciones entre espías y los policías que vigilaban al funcionario público, luego de las denuncias realizadas contra el gobierno de Cristina Fernández por encubrir a Irán en el ataque a la AMIA.

Los hombres de Prefectura que vigilaban a Nisman eran 60, divididos en cuatro cuartos en un puesto externo a Le Parc. Se hacían llamar Alfa, Bravo, Charlie y Delta.

Cada vez que Nisman salía o entraba, el efectivo de guardia modulaba por radio a la base de Puerto Madero. Pero los efectivos de Prefectura dijeron que nadie entendía las órdenes, que se anotaban en un cuaderno.

"La autoridad máxima de Prefectura en Puerto Madero no sabía que los prefectos debían dar aviso de los ingresos y egresos de Nisman, sino que únicamente lo sabía un miembro de la Secretaría General de la PNA. De momento, se desconoce quién dio la orden de informar las entradas y salidas, así como también a quién se le informaba esto", escribió Taiano.

Más sospechosa fue la escena cuando uno de los efectivos declaró que el sábado 17 de enero había en los alrededores de Le Parc personal de inteligencia de Prefectura Naval que no vestía uniforme, a quienes mandaron allí "por la cuestión de la denuncia" que había efectuado el fiscal contra Cristina. Oficialmente, la Prefectura lo negó.

El fiscal detectó que hubo un aluvión de llamadas ese fin de semana entre miembros de la AFI, la SIDE, la policía, varias horas antes de que se supiera de la muerte del fiscal. Los llamados fueron entre miembros de diversos grupos opuestos de la SIDE, Jaime Stiuso, Fernando Pocino, otros agentes, el ex número dos de la SIDE, Juan Martín Mena, el ex jefe del Ejército César Milani, otros teléfonos a nombre de agentes, y también celulares a nombre del club Boca Juniors. Incluso aparece el fiscal Carlos Stornelli en esos llamados, que el funcionario explicó como parte de un problema policial que tenía un amigo de su hijo que estaba en la costa atlántica.

El fiscal Eduardo Taiano desgranó estos elementos en su dictamen en el que pidió que el técnico informático Diego Lagomarsino, allegado al fiscal, sea indagado como partícipe necesario del homicidio, pues fue la persona que acercó a Nisman la pistola con la que terminó muerto.

Autor intelectual

El abogado Manuel Romero Victorica, representante de las hijas del fiscal Nisman, sugirió este domingo que para la Justicia "no es tan difícil" descubrir al "autor intelectual" del homicidio del jefe de la unidad fiscal Amia aunque podría dificultarse dar con quien "disparó" la pistola Bersa.

A la espera de la indagatoria que prestará el martes Lagomarsino, que era dueño del arma que dio muerte a Nisman, Romero Victorica celebró que "después de casi tres años un juez (Julián Ercolini) ha llamado a una persona a declaración por el homicidio" del fiscal.

"Sabemos que hubo un plan criminal para asesinar al fiscal Alberto Nisman que había hecho una denuncia gravísima contra la presidenta de la Nación por el encubrimiento del atentado a la AMIA, el más grave que hubo en la historia argentina. Esa es la noticia a resaltar. Empezamos a hablar de homicidio, se acaba la idea de suicidio", afirmó.

Lagomarsino fue acusado de ser "partícipe primario o necesario de su homicidio", es decir que "sin su colaboración el hecho no se puedo haber cometido" porque prestó "un arma amiga" que dio muerte a Nisman, precisó el abogado en diálogo con radio Splendid.

Pero cuando le preguntaron si creía que se iba a poder identificar a los autores materiales, Romero Victorica afirmó: "no, no estoy convencido; sí que se trabaja con un esfuerzo muy grande, pero pasó demasiado tiempo, se perdió demasiado tiempo" y "se embarró mucho la cancha".

El abogado llamó a buscar al que dio la orden para ejecutar a Nisman y señaló que "por ahí es más difícil saber quién fue el que disparó esa pistola Bersa, pero no es tan difícil encontrar al autor intelectual".

"La verdad es difícil de callar y más en un caso como éste: Acá mataron a un fiscal de la República. No es un tema menor. La vida de todos vale lo mismo, pero Nisman estaba investigando un atentado gravísimo y hace una denuncia contra autoridades del Poder Ejecutivo en su más alto nivel, y a los cuatro días aparece con un tiro en la cabeza", advirtió.

Esto, añadió. "no es solo un tema judicial, es de gravedad política. No puede quedar impune y hay que buscar un autor intelectual".

Sobre las expectativas de lo que pueda declarar Lagomarsino el martes, el querellante señaló que el técnico informático "estuvo dos años y medio muy cómodo en un proceso que le dio todas las garantías y sólo imputado por la fiscalía por haber entregado un arma, nada más pero no por haber participado en el homicidio".

"Y ahora la cosa cambió. El delito que tenía antes implicaba una pena menor, de cumplimiento en suspenso, si es que había condena. No iba a la cárcel. Ahora está imputado por un homicidio cuya pena es la más alta que tiene nuestro Código Penal", señaló.