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Irán: podrían ejecutar a un médico sueco condenado por espiar para Israel

Ahmadreza Djalali es profesor de la entidad que otorga el Nobel de Medicina. En una rara "confesión" por televisión dijo haber espiado el plan nuclear de Teherán.

06/02/2018

Zouhaier Chichaoui, abogado de Ahmadreza Djalali, el médico y profesor del Instituto Karolinska de Estocolmo (organismo que elige el Nobel de Medicina) detenido en abril de 2016 en Irán, dijo que sobre el científico hay "una sentencia a muerte que puede ejecutarse en cualquier momento".

Especializado en urgencias, el ciudadano sueco de origen iraní, de 45 años, fue condenado a la pena de muerte en octubre de 2016 culpable de "propagar la corrupción en la tierra" por haber realizado tareas de espionaje para Israel.

El mes pasado y mediante un procedimiento secreto, la Sala 1 del Tribunal Supremo de Irán confirmó la condena a muerte de Djalali sin darle la oportunidad de defenderse. Los intentos de revocar la sentencia por parte de Amnistía Internacional, la ONU y el Ministerio de Exteriores de Suecia, no obtuvieron resultados positivos.

Pero antes de la sentencia hubo una "confesión". Djalali, en una emisión de televisión iraní emitido en octubre del año pasado, dijo que había espiado el programa nuclear de Teherán por cuenta de Israel.

Djalali fue condenado a la pena capital bajo la acusación de ser un "agente del Mossad" y de haber pasado informaciones sobre decenas de científicos nucleares y militares del régimen de los Ayatolá, "a cambio de dinero y de la residencia en Suecia". Acusaciones que él siempre rechazó hasta su "confesión".

Durante la entrevista en televisión, el presentador del programa citó al Mossad mientras se proyectaban imágenes de los documentos suecos de Djalali, que desde hace tiempo residía en Suecia con su familia, y del Coliseo, por sus vínculos con Italia. A cambio de su actividad de espía, explicó él mismo, habría obtenido la ciudadanía sueca.

Médico y profesor universitario, Djalali, especialista en medicina de catástrofe que estudió y trabaja en el Karolinska Institute sueco, ha dado clase en universidades de Suecia, Italia (Universidad de Piamonte) y Bélgica (Vrije Universiteit Brussel, VUB).

Djalali contó haber comenzado a trabajar con algunos científicos estadounidenses y europeos después de graduarse. Luego fue contactado para un operativo llamado "Thomas" y comenzó a colaborar bajo protección de un servicio de seguridad europeo.

"Me pedían informaciones sobre las actividades iraníes y las personas que trabajaban en los proyectos nucleares", dijo en el programa televisivo, donde se agregó que el médico se reunió con "agentes de inteligencia extranjeros al menos 50 veces" y que le habían pagado 2.000 euros por reunión.

Entre la información solicitada, la televisión dijo que dio datos sobre Masoud Ali Mohammadi y Majid Shariari, dos científicos nucleares iraníes asesinados en 2010.

Djalali fue detenido en abril de 2016 cuando viajó a Irán invitado por las universidades de Teherán y Chiraz. Lo arrestaron agentes del Ministerio de Inteligencia iraní, y pasó siete meses sin poder ver a un abogado, y los tres primeros aislado.

Durante ese período, los sucesivos abogados defensores que fue nombrando fueron rechazados por el tribunal.

Poco después fue condenado a muerte "en un proceso inicuo que, una vez más, pone de manifiesto la insistencia de las autoridades iraníes en recurrir a la pena de muerte, y su flagrante desprecio del estado de derecho", escribió en un comunicado Amnistía Internacional.

Según la denuncia de la organización humanitaria, el médico estaba en la mira del régimen fundamentalista iraní a causa de sus contactos con medios académicos europeos. Basándose en textos manuscritos por Djalali y facilitados por su familia, la prestigiosa revista científica Nature aseguraba que en 2014 las autoridades iraníes le pidieron que espiara por cuenta de su país, a lo que se negó.

El caso de Djalali recuerda incluso el de Hamid Babaei, un doctor de la Universidad Libre de Bruselas que en 2013 fue detenido al regresar a Irán y condenado a seis años de prisión por "atentado a la seguridad nacional mediante comunicaciones con Estados hostiles". El también se había negado a espiar por cuenta del gobierno iraní.