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Magui Bravi: "Para llegar a la cama, antes necesito ver cómo piensa el otro"

Bailarina, coreógrafa y actriz, se luce con su participación en Fuerza Bruta, es coach de Bollywood y revelación en la comedia Mi vecina favorita. Además está de novia hace dos meses con un arquitecto que fue su pareja durante seis años.

15/02/2018

Los tres meses del verano de Magui Bravi (29) en Mar del Plata se debaten entre un sinsabor y varias alegrías. Llegó para completar el elenco de Mi vecina favorita, la comedia con dos funciones diarias que se presenta de martes a domingos, y además se sumó a Fuerza Bruta.

"Como si fuera poco, me encargaron la dirección coreográfica de Bollywood, la obra de José María Muscari que tiene tres versiones, con diecisiete ritmos cada una", detalla Magui, celebrando sus trabajos de bailarina, actriz y coreógrafa que "confirman que aún se me pueden abrir puertas".

Sin embargo, su temporada en La Feliz no empezó de la mejor manera. "Entraron a robar a mi casa en Buenos Aires. Fue muy triste. Más allá de las pérdidas materiales, no quiero volver a esa casa. Mis amigas se ofrecen a ordenar y embalarme lo poco que quedó. Pero yo sé que tengo que afrontarlo y coordinar la mudanza", apunta Magui, cuando faltan sólo un par de minutos para que den sala en la comedia familiar que protagoniza Lizy Tagliani.

–Cuando hablás de que se te cerraron puertas, ¿te referís a Pol-ka, tras los rumores que te vinculaban con Adrián Suar?
–Sí… El año pasado. Hubo una posibilidad de trabajo que se atrasó. Tal vez sea sólo una pausa para acallar esos rumores. Y lo entiendo. Pero ojalá se dé algo más adelante. Nunca digas nunca. Además, por suerte me salió la chance de hacer Gorda, una serie que habla del bullying: encarno a la "flaca mala". Y filmé Qué puede pasar, una comedia con Darío Lopilato. Es más: en abril voy a encarar otra película, dramática, que me entusiasma mucho. Ya no quiero que me etiqueten.

–¿Te despedís de la bailarina para dar paso a la actriz?
–La bailarina quedó lejos. Hay algo de ella en Fuerza Bruta, pero tiene más que ver con las sensaciones, no con salir a bailar en una pista. Hoy disfruto de ver mis ideas plasmadas en el cuerpo de otro.

Después de que le adjudicaran varios romances… y pocas confirmaciones, este verano Magui está dispuesta a hablar de su novio, el arquitecto Octavio Cattáneo (32), que además es músico. "Lo extraño mucho. Se quedó trabajando en Buenos Aires. Pero pudo venir un par de días y vio mi performance en Fuerza Bruta. Fue muy emocionante, porque yo descubrí este show gracias a él, hace ocho años, cuando empezábamos a salir por primera vez", cuenta Bravi con tono dulce y voz de enamorada.

–¿Cómo fue eso?
–Fuimos a verlos al Centro Cultural Recoleta y salí fascinada. Estaba empapada y toda despeinada, pero mi novio me dijo que me veía linda… Fue una noche clave en nuestra historia. Estuvimos juntos durante seis años, e incluso convivimos. Pasa que se le dio la oportunidad de ir a vivir a España, y terminamos separándonos. Octavio me proponía que me fuera a vivir con él, pero yo estaba en el Bailando y no quería dejar todo. El primer año viajé mucho. Sin embargo, la distancia nos mató y cortamos. Hace dos meses nos reencontramos y lo estamos intentando de nuevo.

–¿Cómo fue que se dieron una nueva oportunidad?
–Nos conocemos mucho. No daba para volver a ser amigos ni había chance de medias tintas. Así que nos preguntamos en serio: "¿Apostamos y vamos con todo?". Y nos decidimos. Yo venía muy desilusionada. Después de separarme de Octavio no me había vuelto a enamorar. La pasé bien, pero no me alcanzaba con la histeria… Lo pienso y me aburre. A esta altura tengo muy claro que si estoy con alguien es porque hay un proyecto. Si no, no tengo ganas. Ya hice vida de soltera.

–¿Te divertiste mientras estabas sola?
–Logré pasarla bien, pero fue. Prefiero la vida en pareja. Hay gente que está sola y disfruta del touch and go. No es mi caso. No me representa. No me gustan las relaciones carnales y pasajeras. Para llegar a la cama, antes necesito ver cómo piensa al otro. Si no, me cuesta. Un chico puede resultarme atractivo, pero si habla y no me gusta, se cae todo.

–¿Te hacés cargo de tu sensualidad?
–Sí, claro. Soy consciente de lo que expreso. No lo niego. Y juego con eso. Es inevitable. Soy muy coqueta. Me gusta estar impecable. Sucede que no busco ser sensual: es algo que viene conmigo naturalmente. Mi novio me dice que no tengo que vestirme sexy, que ya lo soy… en pequeñas dimensiones.

–¿Cuánto tiene que ver con eso tu formación de bailarina?
–Mucho. No tengo pudores con el cuerpo. Es cierto que mi costado sensual se lleva mejor con la bailarina que con la actriz. Para los proyectos me buscan mucho por el physique du rôle… No obstante, a mí me gustaría correrme de ese lugar y hacer un papel jugado, que implique raparme la cabeza y subir diez kilos, por ejemplo. A veces, la imagen de chica sexy puede restar nuevas oportunidades.