La bailarina siempre admitió que el nacimiento de su hija Lola provocó cambios inesperados y negativos en su relación con Martín Lamela. Cuatro meses después de la llegada de la beba, la vida conyugal tiende a normalizarse.
Fue mamá primeriza y le costó llevar adelante todo lo que eso implica. Adabel Guerrero imaginó un embarazo de ensueño y se ilusionó con un post nacimiento color rosa, pero al poco tiempo de recibir a Lola, su pequeña hija, comenzaron a surgir situaciones que casi le cuestan la pareja. De acuerdo a lo que reveló la propia actriz, por momentos llegó a sentir una especia de “fobia” con quienes venían a visitar a la beba e inclusive llegó a exigirle al padre que “se bañara” antes de saludarla cada vez que llegaba desde la calle.
No fue lo único feo que debió transitar Adabel luego de que el destino pusiera la maternidad en su camino. También estuvo a punto de separarse, porque sufrió una suerte de “depresión” que modificó por completo su relación conyugal y amenazó con conducirla hacia un final poco feliz. Afortunadamente para ella y también para Lola, con el paso de los meses, las cosas se fueron reacomodando. Tan bien está nuevamente Adabel con Martín Lamela que, según sus dichos, ya empezaron a recobrar la frecuencia sexual que históricamente han tenido. “A mi me pasa que quiero sacar a la beba del medio porque me parece hasta peligroso. Pongo a Lola en la cunita colecho, que es al lado mío, pero un poquito afuera para que ella también esté durmiendo cómoda”.
Acto seguido, la bailarina reveló detalles de su intimidad: “Me pasó que al mes, que ya me había recuperado de la cesárea, tenía ganas de recuperar la intimidad con Martín. Que empieza con abrazos, con besos, con amor. Con volver a reencontrarnos desde otro lado, desde la amorosidad… después viene la cosa más hot". Bienvenido sea, luego de todas las que tuvo que pasar Adabel e, indirectamente, también todo su entorno.