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Un fiscal logró la condena de un policía por asesinar a un adolescente negro en Texas

El policía Roy Oliver abrió fuego contra un vehículo en el que había un grupo de jóvenes desarmados. Dijo que creyó estar en peligro.

30/08/2018

Michael Snipes, el procurador a cargo de seguir el caso, describió al acusado en su informe como una persona fuera de control, que disparó contra un automóvil sin razón alguna y que, en definitiva, mató porque "buscaba una razón para matar".

El jurado de Dallas le creyó. Declaró culpable de asesinato al ex policía que en abril del año pasado abrió fuego contra el vehículo en el que se encontraban cinco adolescentes afroamericanos desarmados, provocando la muerte de uno de ellos.

Roy Oliver, expulsado del Departamento de Policía de Balch Springs tras el hecho, argumentó frente a la corte que vio moverse el vehículo hacia su compañero y "creyó que estaba en peligro", por lo que abrió fuego e impactó contra Jordan Edwards, de 15 años, que estaba sentado en el asiento del copiloto.

Sin embargo, el compañero de patrulla de Oliver, Tyler Gross, desmontó la teoría, ya que en su testimonio dijo que "nunca" temió por su vida ni sintió la necesidad de utilizar su arma.

El móvil policial había acudido al lugar de los hechos ante una denuncia por una fiesta en la que los menores estaban consumiendo alcohol.

Tras disolverla, oyeron unos disparos que, días más tarde, las autoridades confirmaron que se produjeron en una residencia de ancianos cercana al vecindario y no estaba relacionada al vehículo en cuestión.

En el instante en el que el juez dictaminó el veredicto, la familia del menor suspiró y se mostraron "agradecidos" por la decisión del jurado.

"Ha sido una batalla muy larga", resumió el abogado defensor de la familia Edwards, a la espera de conocer la condena definitiva.

En la sesión, el ex policía fue absuelto de dos cargos menores de asalto agravado y asalto con arma mortal.

El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, fue criticado en aquel momento por su silencio pero hoy escribió en su cuenta de Twitter personal que "esta es una vida que nunca debió haberse quitado".

Este caso se une a una extensa lista de incidentes raciales en los que está envuelta la policía, como la muerte el 18 de marzo de otro joven afroamericano en la ciudad de Sacramento (California) a manos de dos agentes que creían que portaba una pistola.

Sin embargo, Stephon Clark, de 22 años, realmente sostenía su teléfono móvil en el momento en el que le dispararon por la espalda, aunque la versión inicial de la Policía de Sacramento afirmó que el joven se acercó a los policías antes de morir.

La autopsia determinó que Clark fue impactado por ocho balas (seis en la espalda, una en el cuello y otra en el muslo) y que murió en un intervalo de entre tres y diez minutos.