El galés le pone más leña al fuego, tras la derrota del conjunto blanco ante la Real Sociedad.
El Real Madrid es una caldera. Volvió a sufrir una derrota en La Liga como local ante la Real Sociedad por 2-0, con polémica por un penal no cobrado a Vinicius, está quinto a diez puntos del Barcelona y no encuentra el rumbo en los resultados ni en el funcionamiento. Pero hay más: Gareth Bale se encargó de tirarle un poco de alcohol al fuego merengue.
Es que el galés está nuevamente en el ojo de la tormenta. Después de salir lesionado en el cruce ante el Villarreal de la semana pasada y sumar un nuevo capítulo a su historia médica desde que llegó a la Casa Blanca, este domingo no le importó demasiado la suerte de sus compañeros. Cuando el equipo de Santiago Solari perdía 1-0 a los 78 minutos, las cámaras del canal Mega captaron al delantero yéndose del Santiago Bernabéu.
El gesto de desinterés del 11 del Madrid generó el hartazgo y las críticas feroces de los hinchas, que tomaron como una falta de respeto el destrato de Bale con sus compañeros. El galés, que fue el fichaje más caro de la historia del club, parecía el indicado para tomar la posta que había dejado Cristiano Ronaldo y convertirse en la estrella del equipo. Por ahora, y más allá de su incuestionable calidad, en el Real lo miran de reojo.
Fuente: Olé