Según estudios, productos utilizados para la higiene y protección femenina serían cancerígenos a causa de uso del glifosato, producto que se utiliza en las plantaciones de algodón.
Un equipo de Noticiero 7 consultó con la ginecóloga, Dra. María del Carmen Tinari, sobre la advertencia que vienen haciendo sobre el uso de algunos productos femeninos como toallitas o tampones por la presencia de glifosato en el algodón con el que son elaborados.
El glifosato es un producto agrotóxico que desde hace mucho se usa para fumigar, tratándose en su mayoría plantaciones de algodón.
“Algunas de las primeras investigaciones se las hizo en nuestro país. En realidad se trataba de detectar glifosato en los alimentos, pero lo encontraron en hisopos, gasas, paquetes de algodón, protectores íntimos, tampones...”, relató la profesional en diálogo con Noticiero 7.
A su vez, explicó que “esta sustancia actúa como un disruptor endócrino y afecta a la salud de diferentes maneras, sobre todo en la mujer durante el embarazo porque puede provocar malformaciones en los bebés, alteraciones en el desarrollo cerebral de los mismo o en el peor de los casos, pérdidas de embarazos”.
También se ha podido establecer que gran porcentaje de niños que llegan a los centros de salud con patologías cancerígenas, provienen de zonas como Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos, entre otras; lugares en los que utiliza mucho este químico para los trabajos de fumigación en las plantaciones.
“Hay provincias que lo han prohibido el glifosato, y en la que no hay normativas al respecto del uso”, puntualizó Tinari.
“Que una mujer evite el uso de toallitas o tampones es muy difícil. Somos muy consultados por esta causa y les decimos que traten de evitar el contacto directo de la piel con esta sustancias usando pañuelitos de papel tissue o telas que no tengan ningún tipo de contaminantes, que actúen como aislantes”, recomendó.
También aseguró que el problema no sólo es el uso del glifosato, también representan un peligro otros productos derivados de los plásticos, metales pesados, que están en el agua o en el aire y que también actúan como disruptores endócrinos. “Se está trabajando mucho para que se disminuya el uso de estas sustancias en los productos que usamos habitualmente las personas”.