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La historia de Molly, la perra que le dio de mamar a una cerdita bebé

Rosa nació débil y no podía alimentarse de su mamá pero ahora eso ya no es un problema.

26/06/2019

Es una familia ensamblada poco común: gatitos bebé juegan entre patos y gansos que se pasean por una granja apartada en la ciudad de Immenstadt, en la región alemana de Algovia. En medio del tumulto, descansa una perra, sobre la cual se pasea una lechoncita: cabecita negra, cola negra enroscada, el cuerpo rosado.

La chanchita se llama "Rosa von Schwarte". Gruñe y se recuesta debajo de la Border Collie de pelaje negro y blanco bautizada como Molly. Con la trompa, Rosa busca su tetilla, justo para empezar a tomar leche, mientras la "madre adoptiva" mueve la cola.

"En realidad, pensaba criar a Rosa con una mamadera, pero no estaba interesada y se fue directamente con Molly", relata Dieter Schetz, dueño de los animales. Rosa, de apenas seis semanas, seguramente habría muerto de no haber estado él y su novia Brigitte Simon. "En realidad, queríamos traernos un cachorro", relata la pareja. "Pero volvimos con un cerdo".

La cerdita era la más pequeña de 13 hermanos. "No podía imponerse a la hora de conseguir un lugar para tomar la teta. Eso pasa muchas veces y los pequeños no sobreviven", dice este hombre de 68 años.

Son conocidos los casos de perras que dan de mamar a gatitos, mapaches o cachorros de tigre o león. "Los perros son seres sociales. Pero que una perra adoptara a un cerdito es algo que no había oído nunca", dice Udo Kopernik de la Federación Cinológica Alemana. "Pero no es raro que una perra que, como Molly, nunca tuvo cría, produzca leche".

Las perras pueden producir leche nueve semanas después de la ovulación. Este amor maternal fuera de lo común, por lo tanto, es una feliz casualidad, dado que Molly tiene un falso embarazo. Además, la leche de Molly es muy nutritiva. "La madre cerda no produciría leche de tan alta calidad", dice Kopernik.

Mucho tiempo más no va a poder seguir dándole de mamar a Rosa porque la chanchita tiene dientes afilados que son casi como colmillos. "Cuando muerde, es doloroso", relata Schetz. Por eso, a le ponen una y otra vez un plato con comida delante de la nariz con pan mojado en leche y mezclado con alimento para bebés. Los hermanos de Rosa ya tienen tres veces su tamaño. Rosa, como es más chica, va a ser parte de los animales domésticos o de la granja.